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Actualizado: 4 de julio de 2025
Muriose la vieja, y quedó el matrimonio joven, con una niña, ya establecido en el casco de la población y viviendo de sus rentas, o sea de la pensión del mejicano.
Fue lanzado contra su voluntad a la carrera eclesiástica, hacia la cual no sentía la menor disposición, y se concretó a vivir solitario en su magnífica finca de Montculot, la cual ha quedado propiedad de Alfonso, con la obligación de entregar cierta cantidad a la hermana del difunto y pasar una pensión a mi esposo.
Doña Paca y Frasquito, de tanto contener el aliento, hallábanse ya próximos a la asfixia. «Han decidido, mejor dicho, decidieron o decidimos... de esto hace dos meses... señalar a ustedes la cantidad mensual de cincuenta duros como asignación provisional, o si se quiere anticipo, hasta que determinemos la cifra exacta de la pensión. ¿Está comprendido?
Voy a preguntarle una cosa, respetable Sr. de Ponte: ¿en qué empleará usted los primeros cuartos de la pensión? En una obra de justicia y de caridad. Le compraré unas botas a Benina cuando parezca, si parece, y un traje nuevo. Pues yo le compraré un vestido de odalisca. Es lo que le cuadra, desde que se ha dedicado a la vida mora. ¿Qué dice usted? ¿Se sabe dónde está ese ángel?
Ítem: que reservase la señora la mitad lo menos del dinero de la pensión, para ir desempeñando las infinitas prendas de ropa y objetos diversos que estaban en Peñíscola, dando la preferencia a las papeletas cuyo vencimiento estuviese al caer, y así en pocos meses podría recobrar sin fin de cosas de mucha utilidad.
Perdió, por lo tanto, la cocina de su majestad, cuya pérdida no se le indemnizó sino con dejarle un mechinal donde vivía en palacio y una mezquina pensión nominal, porque no se le pagaba. No le encerraron porque su locura era tranquila.
Así fué caminando, hasta que encontró un brazo de mar que se internaba un poco, en donde habia porcion de lobos marinos, con lo que él y sus perros saciaron su hambre y sed, y de ahí fué siguiendo, con la pension de faltarle el agua, porque toda la que hallaba era salada, aunque estaba en lagunas algo distante del mar: y siguiendo varios dias sin comer porque nada se encontraba, uno de los dos perros corrió una bandada de avestruces, y se alejó tanto que se perdió, cuya falta le sirvió de congoja, pues le contemplaba como compañero, y que por él remediaba algunas veces sus necesidades.
Yo desearía recogerla en mi casa, pero la familia se opone a ello, y mi marido teme, con sobrada razón, agraviar a sus hermanos, de quienes dependemos, pero me ha propuesto que podemos pagar secretamente una pensión a la pobre Jacquelina, con la cual podrá la viejecita estar al abrigo de la miseria y la soledad.
De este modo se borrará la inhumana memoria que aun conservan, del modo con que se arrastró y arrojó en los campos á aquellos que se llevaron violentamente á poblar las antiguas guardias: porque ademas de haberles faltado en darles terrenos en propiedad para sus labranzas, fueron sacrificados muchos á manos de los infieles, y los que aun se conservan, si no son feudales ó reconocen pension, son arrojados con sus familias y haciendas de los terrenos, que han bañado con su sangre para defenderlos: hecho que desgraciadamente he experimentado y examinado á virtud de una comision de desalojo que se me encomendó y suspendí, dando cuenta con informe y demostracion topográfica del terreno, del que se pretendia arrojar mas de 400 personas allí arraigadas.
Bonito genio tengo yo para estas cosas... ¡Ah! ¡Pues si esa hiciera caso de mí, y se dejara llevar...! Lo que es ahora, yo le aseguro que sus dos o tres mil duros de pensión no se los quitaba nadie... Lo primerito que yo haría era plantarme en casa de doña Bárbara y leerle la cartilla bien leída... Y lo haré, lo haré, aunque esa simple no me autorice.
Palabra del Dia
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