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Actualizado: 4 de junio de 2025
M. Morel Fatio ha encontrado declaración por la que consta, con fecha 31 de diciembre de 1609, haber recibido Antonio Pérez del Tesorero del Rey la cantidad de 3.600 libras por la pensión que S. M. le acordaba en el presente año . En vista del documento, piensa el mismo Sr.
Si alguna vez tenía un apuro, si necesitaba una pensión para seguir pintando, allí estaba él, deseoso de atenderle. Por lo pronto, le esperaba á comer en su casa aquella misma noche, y si quería ir todas las noches, mucho mejor. Comería en familia, modestamente; la guerra había cambiado las costumbres; pero se vería en la intimidad de un hogar, lo mismo que si estuviese en la casa de sus padres.
El interesado, en vista de la gracia y pensión señalada por el Monarca, sin pedirla él, hizo saber á Villeroy «que era perro y peregrino; pero perro peregrino en la fidelidad .» Casi al mismo tiempo informaba á su amigo el Conde de Essex de haberse interceptado cartas de España por las cuales se venía en conocimiento de los proyectos del Conde de Fuentes en Flandes, así como de las miras de Nabucodonosor, que á toda prisa reunía ejército y armada.
Lubimoff, antes de marcharse al frente, se había ocupado de la suerte de su «chambelán», asegurándole una pensión de diez mil francos al año y enviando además cierta cantidad para que comprase una casa. Ya que deseaba morir en Monte-Carlo, debía tener su pequeña Villa-Sirena. Al poco tiempo de jardinear en su propiedad, viendo abajo la plaza del Casino, Toledo fué en busca de Novoa.
El general que mató al Príncipe Tártaro obtuvo todas las condecoraciones de China, el título de primer mandarín y una pensión de miles de miles para él y sus herederos. Se cuenta, por último, que la Princesa Venturosa y el ya Emperador de China vivieron largos y felices años, y tuvieron media docena de chiquillos a cual más hermosos.
XXI. Véase la carta anterior núm. Illt.^e S.^r Sup.^co a V. m. presente mi humilde reuerencia al señor Condestable, y le diga, que con su absencia se me va secando el alma, y q. si mucho tarda podré dezir lo de Job, simane me quæsierit, non subsistam. Que Roni me trata mal, q. el Rey manda q. no me mude mi pension, q. Roni no quiere. Que no entiendo y si lo entiendo.
Pero y ¿para qué habrán de estudiar el calzado? preguntó una señora mayor; ¡no será para los artilleros peninsulares! Los indios pueden seguir descalzos, como en sus pueblos. Justamente ¡y la caja economizaría más! añadió otra señora viuda que no estaba contenta de su pension. Pero, observen ustedes, repuso otro de los presentes, amigo de los oficiales de la comision.
Con los treinta mil reales de pensión viviría desahogadamente en un pueblo barato como aquél, si no fuese porque sus hijas estaban dotadas de cierta fantasía poética que las impulsaba a preferir los sombreros de Madrid a los que hacía Rita, la sombrerera de la calle de San Joaquín, y los guantes de ocho botones a los de cuatro.
Mi familia no quiere nada conmigo y ni siquiera responde á mis cartas. Recibo mi modesta pensión por medio de un banquero. He roto por ti con mi pasado y tengo derecho á tu porvenir. Vignot, el ilustre compositor, entusiasmado por su voz y por su estilo quería ajustarla en la Ópera para interpretar el principal papel en su nueva obra.
Si hace caso de las bobadas de Obdulia, pronto se verá usted tan perdida como antes, porque no hay pensión que baste cuando falta el arreglo. Yo suprimiría el bosque y las fieras... dígolo por ese orangután mal pintao que han traído ustedes a casa, y que deben poner en la calle más pronto que la vista. El pobre Ponte se va mañana a su casa de huéspedes.
Palabra del Dia
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