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Actualizado: 7 de junio de 2025


No he leído los libros y papeles que usted lee, y como no le hable de los guisos que mi madre hace o de mis bordados y costuras, no de qué hablar a su merced. Hablame de lo que hablas a Antoñuelo cuando estás con él de palique. Yo no lo que es palique, ni si estoy o no estoy a veces de palique con Antoñuelo. Lo que es que yo no puedo decir a su merced las cosas que a él le digo.

Aprovechándose de este intermedio, trató el lúgubre de entablar de nuevo el consabido palique. Pero la situación no es desesperada dijo. Con ingenio puedes vencer y dejar á ese señor de las vacas y carneros con un palmo de boca abierta. Si yo pudiera.... Le mié nozze colei meglio á affretare.

eres responsable de que se chifle por completo, porque le fomentas el tema del edificio... Ya estás deseando que cierre yo los ojos para irte. Más que estar conmigo te gusta el palique. ¿Sabes lo que te digo? Que si me duermo, te tienes que estar aquí, de centinela, para cuidar de que no me destape. Bueno, hombre, bueno; me estaré.

Don Acisclo, D. Anselmo, Pepe Güeto y el Padre se escabullían; y quedaban solos los novios, en su eterno palique, como decía doña Manolita; ésta, que se resignaba con gusto a hacer el papel de dueña; el galgo Palomo, que se echaba a los pies de D. Jaime, a quien había tomado mucho cariño por conocer instintivamente el mucho que le tenía su ama; y a veces el cura D. Miguel, a quien los cuchicheos de los amantes producían idéntico efecto que los gritos y discursos de los filósofos, dejándole gratamente dormido, y soñando quizá en el gran papel que le tocaba hacer en aquel drama regocijado, cuando echase a los novios las bendiciones.

Iban juntos hacia su barrio y a veces el uno dejaba al otro en la puerta de su casa, sin cesar de charlar hasta el momento en que venía el sereno a abrir. Si la noche estaba buena, solían darse una hora más de palique vagando por las calles. ¿De qué hablaban aquellos hombres durante tantas y tantas horas?

Mientras ella despachaba sellos y cigarros, su tía permanecía junto al mostrador, en invierno haciendo calceta con el gato en la falda y puestos los pies en la tarima del brasero; en verano dormitando o abanicándose, y en todo tiempo celosa de que ningún comprador sostuviera conversación larga o palique peligroso con la chica, que ya exigía aquella vigilancia, porque según se iba desarrollando, aumentaba el número de los que la echaban chicoleos y flores, no siempre de aroma muy puro.

En habiendo eyaculado este apostrofe, Apolonio, apaciguándose súbitamente, volvió detrás del mostrador y se aplicó a cortar suela. Al cabo de media hora de vergozante contemplación, Novillo retornó al diván, y al punto Apolonio acudió a su vera y reanudó el hilo de su palique. No son estos amores desdichados, no, lo que me trae mustio, melancólico y descontento.

ALCALDE. Será según y conforme. Por de pronto, hay testigos contra usté. DEMANDADO. Serán comprados. ALCALDE. Pues con usté va esta música. MERLÍN. Protesto. ALCALDE. Eso es palique.... Canta lo que sepas, y á jurar en seguida. Pero usté, ¿que pruebas trae contra Cleto Rejones? DEMANDADO. Mi palabra de caballero, mi conciencia y algunas razones de sentido común....

lo sueltas seco, sin achicarte ni engrandecerte; que ella, aunque se le un ochavo, siempre da las gracias con la misma boquita de merengue. Vaya... Mentira me parece que he de verme en mis cuatro paredes...». v Cuando Fortunata, después de un ratito de palique con la comandanta, penetró en la otra casa, vio cosas que la pasmaron.

Desdicha, el gato errante y hambriento, que había presenciado aquella escena, huía por los aleros ondulantes con un galope de terror; y en un alambre tendido sobre el hueco de la tronera, dos golondrinas, recién llegadas, coqueteaban en un delicioso palique discutiendo sus proyectos de anidar....

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