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Callóse Bermúdez; y alzando enseguida la cabeza el boticario y levantando poco a poco los ojuelos hasta él, exclamó entre acobardado y aturdido: Verdaderamente, , señor, es sorprendente... y espantoso, el caso ese... ¡lo que se llama espantoso!... Vamos, que necesito haberle oído en boca de usted, para darle crédito, , señor.

Los ojuelos negros de estos enanos, que, á semejanza de los ángeles menores, no tienen sino cabeza y alas, nos miran con picaresca malicia, y hasta parece que se ríen, los muy pillos, cuando el viento les hace dar cabezadas unos contra otros, agitándolos en toda la extensión de su inmensa falanje.

Algunos iban vueltos hacia atrás, mostrando la carita redonda dentro del círculo del gorro y los ojuelos vivos, y se reían con los transeúntes. Otros tenían el semblante mal humorado, como personas que se llaman a engaño en los comienzos de la vida humana. También vio Jacinta no uno, sino dos y hasta tres, camino del cementerio.

Como Angelina.... Yo he sospechado... el buen viejo sonreía maliciosamente, guiñaba los ojuelos vivarachos yo me sospecho que no le pareces a Linilla un costal de paja.... ¡Vaya! ¡Y ella, bien que te agrada! Te alabo el gusto, ¡hijito! Trabaja, trabaja con fe, con mucha fe, y cásate. Si tus padres vivieran estarían muy contentos.... Las muchachas así, como Angelina, le gustaban mucho a tu mamá.

Allí estarían ya, dejando escapar las suyas, recientemente adquiridas, el mozuelo imberbe, más cargado de vicios que de años, y el viejo disipado centelleando lascivias y torpezas por sus ojuelos lacrimosos, y mascullando obscenidades entre los pedruscos de su dentadura postiza.

Encendido el cigarro, acercó la cerilla al rostro de la Nela, diciendo con bondad: A ver, enséñame tu cara. Mirábale la muchacha con asombro, y sus negros ojuelos brillaron con un punto rojizo, como chispa, en el breve instante que duró la luz del fósforo.

Ron es grande; mide más de un centímetro; tiene henchido el abdomen; su cuerpo parece afelpado de fina seda; sobre el fondo blanquecino resaltan caprichosos dibujos negros. Ron es ligero; tiene ocho patas cortas. Ron es polividente; tiene en la frente dos ojuelos negros, fúlgidos; y junto a éstos, a cada lado, otros dos más pequeños; y encima de éstos, sobre la testa, otros dos diminutos.

¡Lili, Lili!... gritaba Sofía, esperando que sus amantes ayes detendrían al animal en su camino de perdición, trayéndole al de la virtud. Las voces más tiernas no hicieron efecto en el revoltoso ánimo de Lili, que seguía bajando. A veces miraba a su ama, y con sus expresivos ojuelos negros parecía decirle: «Señora, por el amor de Dios, no sea usted tan tonta».

Mi madre era de una familia muy antigua y conocida en Galicia, la familia de los Lidones... Acaso usted habrá oído hablar de los Lidones... No, señor respondió secamente, mirándome con sus ojuelos cada vez más torvos y recelosos. Por donde entendí que no le apasionaba mucho el elogio de mi prosapia.

La vieja Alcaparrona, al ver al aperador, se reanimó, brillando en sus ojuelos el fuego del odio. Encontraba, al fin, alguien a quien hacer responsable de su desgracia. ¿Eres , ladrón? ¡Ya estarás contento, aperaor farso! ¡Mira ahí a la pobresita que has matao! Rafael contestó de mal talante. Menos palabras e insultos, tía bruja. En lo de aquella noche, tuvo usté más curpa que yo.