Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de julio de 2025
Pero casi casi había llegado mi amigo al perdón de la ofensa, aunque sin olvidarla; y si se ha de decir verdad, no le agradaban mucho las intimidades de su mujer con aquella señora, aun considerándolas puramente circunscritas a lo concerniente al ramo de vestidos. «¿No tendré el gusto de verle a usted mañana en mi casa?» dijo la marquesa.
Por los mismos días ocurrieron sucesos a los cuales el digno artista era completamente extraño; mas por este motivo mismo no deben ser aquí olvidados. Y fue que cuando se aproximaba el día señalado para devolver a Torres su dinero, estaba Rosalía tan cabizbaja, que se podría creer, viéndola, que le habían robado algo o inferido alguna descomunal ofensa.
MANIL. Mucho ese tierno sentir Hace ofensa a tu decoro; Y aun a tu Jarifa ofende, Que tanto tu vida estima. ABIND. ¿La estima? MANIL. Sí, pues la anima, Y que se aumente pretende. Y pues tu pecho recibe Su alma, y casa le has hecho, ¿Por qué maltratas el pecho Adonde Jarifa vive? ABIND. ¡Ay, Maniloro! ¿Qué intento? Mal hago en querer morir Si el huésped ha de salir Del pecho en que le aposento.
Manos Duras, á pesar de su cinismo, quedó sorprendido al saber que don Carlos estaba al otro lado de la esquina de adobes. ¿Cómo se había presentado tan pronto?... ¿Quién había podido revelarle la presencia de su hija en este rancho lejano? Pero su ferocidad y el recuerdo de la ofensa inferida por Rojas le inspiraron una solución. Lo mejor será matarlo.
Hoy, caballero añadió es preciso que venga usted a comer conmigo. No admito excusas. Señora condesa, usted me presentó a este caballero. Si me desaíra, cuente usted como que ha recibido la ofensa. Creo dijo la condesa que ambos se congratularán bien pronto de haber entablado amistad. Milord, estoy a la orden de usted dije levantándome cuando él se disponía a partir.
Entiendo con esto que un desahogo particular, con el motivo de que vamos tratando, es disculpable, aunque á poco ó á nada conduzca: pero cualquiera manifestación colectiva en ofensa y en odio de la gran República Norteamericana sería hoy por todos estilos perjudicial y contraproducente, y nos quitaría mucha parte de la razón, de que debemos cargarnos.
Cualquier sacrificio haría por borrar de su memoria la ofensa recibida y soldar de nuevo la cadena de su matrimonio. ¡Cuánto daría en este momento por ser un hombre elocuente!... La elocuencia, señor excusador, ha servido en este mundo para que se cometiesen grandes vilezas; pero creo que ninguna lo sería mayor que la que usted me propone.
Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado, y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino que, dando un profundo suspiro, me dijo: Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis, sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa.
En su ansia de sacrificio, quería ir á los campos de batalla, y celebraba al mismo tiempo como una felicidad ver á su amante libre de los deberes militares. Este ilogismo no era acogido por Julio con gratitud; antes bien, le irritaba como una ofensa inconsciente.
Cuando llegó a enterarse de la ofensa que mediaba, conociendo el carácter de su padre, sintió esperanza de que pudieran las cosas arreglarse; y, apenas concebida la sospecha, resolvió hablar a su madre.
Palabra del Dia
Otros Mirando