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Actualizado: 27 de junio de 2025
Calderón, sin embargo, no usa nunca de ese estilo grosero y bajo, que tanto nos ofende en las comedias de figurón de otros poetas; ni los personajes de caricatura son nunca en las suyas las figuras más interesantes, sirviendo tan sólo sus extravagancias para hacer resaltar más otros nobles caracteres. No siempre lo peor es cierto.
Si te has ofendido porque haya paseado con Estévanez... ¿Ofenderme...? No, querido, no; el espectáculo de la miseria humana no ofende; entristece solamente.
Enfin, primero fueron ocupados Los troncos de aquel ancho circuito, Para honrar á poetas dedicados, Antes que yo en el numero infinito Hallase asiento: y asi en pie quedeme Despechado, colerico y marchito. Dixe entre mí: es posible que se estreme En perseguirme la fortuna airada, Que ofende á muchos y á ninguno teme?
Sospecho que mamá se consuela con el general. No la condeno. Sea en buen hora. Es libre: bien puede hacer lo que le agrade sin ofender a Dios. Lo que a mí me ofende es la falta de confianza en mí; que mamá me engañe sin necesidad.
¡Lo ve usted cómo se ofende!... Lo que yo pretendo preguntarle es si, teniendo usted en su mano fabricar un mundo bueno, poblado de seres felices, eternamente felices, crearía usted por capricho otro lleno de dolores, de tristezas, de amarguras, daría usted vida a unos pobres seres, malos y buenos, por el gusto de recompensar a los buenos y castigar a los malos.
JARIFA. Pues a mí me parecía Que a nuestros amores llanos Obligaba el ser hermanos, Y que otra causa no había. ABIND. Sola esa rara hermosura A mí me pudo obligar, Ese ingenio singular Y esa celestial blandura, Esos ojos, luz del día, Esa boca y esas manos; Porque esto de ser hermanos, Antes me ofende y resfría.
Las formas del diálogo, un tanto desenvueltas y libres, contribuyen tambien á la impresion de disgusto que producen las citadas comedias en el ánimo del que está acostumbrado á una literatura dramática digna y moral, que sin ser fanática ni supersticiosa, respeta siempre la moral, enseña máximas consoladoras, ofrece tipos nobles, y no ofende jamas el pudor de las madres ni de las hijas.
Me ofende, señorita, que acoja Vd. de este modo el paso que doy, encaminado solamente a dejar a salvo mi conciencia, procurando a Vd. un amargo, pero saludable desengaño; porque ya he dicho que mi madre y yo nos resistimos a que nunca pueda usted imaginar que contribuimos a que Pepe busque tan indebido modo de hacer fortuna... Respecto a las relaciones de mi hermano con esa desdichada joven, estoy seguro de que son ciertas.
-Bien está eso -dijo don Quijote-, pero yo sé lo que ahora conviene que se haga. Y, llamando a todos los galeotes, que andaban alborotados y habían despojado al comisario hasta dejarle en cueros, se le pusieron todos a la redonda para ver lo que les mandaba, y así les dijo: -De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que más a Dios ofende es la ingratitud.
Es porque tienes celos de ese capellanzaco que lleve el diablo... Mira, Jacinto, si te ofende que hable con él no lo haré más; pero aunque te ofenda me dejarás que te diga una cosa... y es que eres un papanatas. Y acompañó esta reflexión de un pellizco tan elocuente que Jacinto no tuvo más remedio que darse por convencido. En un instante quedaron hechas las paces.
Palabra del Dia
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