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Actualizado: 4 de junio de 2025


También continuó maliciosamente Castro conocí en el Casino, antes de la guerra, á don Jaime, el rey actual de usted. Un mozo valiente para jugar. Arriesga á puñados los miles de francos: maneja muchísimo dinero. En el Casino todos contaban que se lo envían de Madrid, á cambio de que no deje un hijo y mueran con él las pretensiones al trono.

En los dramas en que la muchedumbre llega rugiendo a las puertas del palacio y amenaza saquearlo, nadie como él para hacer mucho ruido con poca gente; una docena de comparsas le bastaban para poner en sobresalto a la familia real; a uno le hacía gritar continuamente ¡esto no se puede sufrir!, a otro le mandaba exclamar sin punto de reposo, ¡mueran los tiranos!, a otro, ¡abajo las cadenas!, etc., etc., todo en un crescendo perfectamente ejecutado, que infundía pavor no sólo en el corazón del tirano sino en el de todos los que se interesaban por su suerte.

En todas aquellas especies cuyo exceso de fecundidad no es amenazante, deben respetarse con religiosidad esos momentos. Que mueran después, no importa. Si hay que matarlos, ¡matadlos! mas, primero, dejadles vivir.

Así, en una comunicación de un alto funcionario de Rosas he leído en estos días «que es un signo que su Gobierno ha mandado llevar a sus empleados en señal de conciliación y de paz». Las palabras Mueran los salvajes, asquerosos, inmundos unitarios, son por cierto muy conciliadoras, tanto, que sólo en el destierro o en el sepulcro habrá quienes se atrevan a negar su eficacia.

»Y apenas grité «¡Abajo Guillermo! ¡Mueran los verdugoseste hombre de guerra, héroe de cien campañas, tal vez porque tiene un sentido de la realidad más exacto que yo, que no soy mas que un pobre poeta, me agarró las manos, suplicándome: «¡Por Dios, maestro! ¡Nada de locuras! ¡Nos va usted a hacer matar a todos!...» Esto no lo habrá olvidado seguramente mi querido camarada de infortunio.

Usa Valencia otros modos En castigar renegados, No en publico condenados, Mueran á tosigo todos. Mas un moro viene aca, No estemos juntos aqui, Saavedra por alli, Yo y Sebastian por aca. Entranse. Salen AURELIO y IZUF. Trescientos escudos , Aurelio, por la doncella, Y estos al turco, que á ella Alma y vida le rendí, Y es poco, segun es bella.

Grupo de hombres, medio desnudos y blandiendo los machetes y las teas, penetraban en los hogares lanzando feroces gritos de ¡Vivan los negros!, ¡mueran los blancos!, y todas aquellas personas que intentaban oponer la más leve resistencia, eran maltratadas.

Nosotros pusimos atención esperando que nos dijera alguna cosa; pero el General dispuso con un gesto la dirección del movimiento, y después nos miró. No necesitamos más. ¡Viva España! ¡Viva el rey Fernando! ¡Mueran los franceses! exclamamos todos; y el escuadrón se puso en movimiento.

El americanismo, el enemigo de los europeos condenado a gritar en francés, en inglés y en castellano: ¡Mueran los extranjeros! ¡Mueran los unitarios! ¡Eh! ¡Eres , miserable, el que te sientes morir, y maldices en los idiomas de esos extranjeros, y por la Prensa, que es el arma de esos unitarios! ¿Qué Estado americano se ha visto condenado, como Rosas, a redactar en tres idiomas sus disculpas oficiales para responder a la Prensa de todas las naciones, americanas y europeas a un tiempo?

Muchos creen que el ser liberal consiste en pegar gritos, insultar a los curas, no trabajar, pedir aboliciones y decir que mueran las autoridades. No señor. ¿Qué se desprende de esto? Que cuando hay libertad mal entendida y muchas aboliciones, los ricos se asustan, se van al extranjero, y no se ve una peseta por ninguna parte.

Palabra del Dia

rigoleto

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