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Actualizado: 4 de julio de 2025
Luego el pueblo, con ese instinto que le hace relacionar ideas hasta encontrar el origen de su daño, comenzó a gritar ¡Abajo los ladrones! y por último la miseria fermentada, la pobreza escarnecida, la ignorancia fuerte y sin freno, todo aquel conjunto de injusticias acumuladas se condensó en una voz terrible: ¡Mueran los ricos!
Rezó primero el Padre Nuestro, luego el Credo después muchas Salves y Ave Marías, cuanto aprendió de niña sin saber lo que significaba, y por último, buscando en las reconditeces de su alma acentos propios, inspirados en la magnitud de su desventura; dijo alzando los ojos y clavándolos en la estampa: «¡Señor! ¡Piedad, misericordia! ¡Que no se mueran estos niños! ¡Pan, nada más que pan!» Y dejando caer la cabeza sobre el asiento de una silla que tenía delante, permaneció en oración largo rato, hasta que el marido la llamó desde el jergón que les servía de cama, diciendo: Ven, hija, ven y trae cualquier cosa para arroparnos, que aquí no se puede parar de frío.
SANCHO. Escucha, Elvira, mi bien: Yo me dejaré matar. ELVIRA. Yo ya me sabré guardar Aunque mil muertes me den. D. TELL. ¿Es posible que se estén Requebrando? ¿Hay tal rigor? ¡Ah, Celio, Julio! Salen CELIO y JULIO. JULIO. Señor. D. TELL. ¡Matadlos a palos! CELIO. ¡Mueran! Echanlos a palos. D. TELL. En vano remedio esperan Tus quejas de mi furor.
Seguidme pues. En poder de ese ejército está nuestra honra. Saquémosla de sus manos i mueran cuantos lo componen á las nuestras.
En todas las fechas que recuerdan algo dichoso para la familia, se hacen recíprocamente sus regalitos, y para colmo de felicidad, ambos disfrutan de una salud espléndida. El deseo final del señor de Santa Cruz es que ambos se mueran juntos, el mismo día y a la misma hora, en el mismo lecho nupcial en que han dormido toda su vida.
En el distrito do Surigao desagua el Butuan ya mencionado, que nace en el terreno de Davao en la proximidad a la costa S. de la isla; los demás del distrito no tienen importancia, pues la configuración topográfica del terreno hace que todos mueran, con muy poco curso, en el Butuan ó en las playas del Pacífico. En la costa E. hay algunos que llevan sus aguas al Pacífico.
Hallarán el contento de morir repuso Navarro, dando diente con diente . ¡Ah! ya te entiendo: me fingiré cuerdo para que me maten más pronto. Me fingiré cuerdo, gritaré: «¡Viva Carlos V, mueran los masones!...». Está bien, hombrecillo, adiós. Vete, que quiero echarme a dormir.
Aquel faro de la humanidad prosiguió Belarmino, refiriéndose al mentado Pascual que aborrecía a los jesuítas, como nos dijo Salmerón en su discurso. ¡Mueran los jesuítas! gritó Belarmino, fuera de sí, puesto en pie . ¡Viva Pascual! ¡Viva Salmerón! clamó, señalando una litografía, color sepia, que colgaba de la pared y representaba al aclamado . ¡Viva la república! señaló otra litografía iluminada, que figuraba una señora gorda, con túnica tricolor, una antorcha en la mano y a los pies un león y unas cadenas rotas . ¡Muera la curia romana! ¡Muera el Tribunal de la Rota!
"¡Adelante! ¡Mueran los traidores", exclamó otra voz en el portal. En el mismo instante sonó un tiro y cayó un soldado. Hizo fuego sin reparo la tropa, y una descarga nutrida envió más de veinte proyectiles sobre la muchedumbre.
«A la carga! á degüello! mis sicarios, «Que mueran los salvages unitarios «Por mi mazhorca á filo de puñal; «Despedazad sus cráneos con la bola «Y arrastrad de los potros á la cola «Sus cabezas en medio de un cardal!
Palabra del Dia
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