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Actualizado: 4 de julio de 2025


Porque él ha gritado durante quince años mueran los salvajes unitarios, haciendo creer que un Gobierno tiene derecho de matar a los que no piensan como él, marcando a toda una nación con un letrero y una cinta para que se crea que el que lleve la marca piensa como le mandan a azotes pensar, el nuevo Gobierno respetará las opiniones diversas, y porque las opiniones no son hechos ni delitos, y porque Dios nos ha dado una razón que nos distingue de las bestias, libre para juzgar a nuestro libre arbitrio.

Entonces, pasando de la estupidez al furor, sintió que en lo más hondo del pensamiento surgía la idea del crimen, no para cometerlo, sino comprendiendo que en situaciones análogas se den puñaladas y mueran las queridas traidoras a manos de sus amantes. Estaba grandiosamente ridículo.

Si todas estas quejas son verdaderas, ¿por qué no presentais al Rey nuestro señor, como sois nuestros Padres y tutores la amargura y trabajo á que nos estrechan sus Reales ministros, siendo sobre todas la más sensible el que despreciando nuestras representaciones no vengan en ninguno de los partidos á que hemos salido? pues hemos propuesto que ya que por servir al rey nuestro señor hemos de salir de los pueblos á vivir como bárbaros en los desiertos exponiéndonos á perecer de hambre y que en la transmigración se mueran nuestras mujeres y pequeños hijos con la mudanza de climas y con las fatigas é incomodidades de los caminos de cien leguas.

Se habían juntado no cuántos; sabían por dónde iba a pasar, y bien tranquilos, ocultos tras la maleza, le hicieron una descarga, sin que el pobre pudiese llevar la mano a su escopeta... ¡Ya estarán contentos! ¡Ya no pensarán más en el Mosco, que era su preocupación!... El pobre Chispas, cuando sane, si es que sana, irá a presidio... Da rabia, Isidro, pensar que hombres tan hombres mueran como perros, por querer vivir de lo superfluo, de lo que otros no necesitan; que los cacen como fieras, sin haber hecho otro delito que cobrar algunos conejos... ¡Puñales! ¡y después aún se extrañan de que pidamos la revolución!...

Pus que sean quince... ó que sean doce, ya que usted se empeña. Pero de ahí no bajo nada. No me conformo con menos de doce ó daré el escándalo. En usted confío, dotor. Ya le quisiera yo ver con una perra como la mía: sabría lo que es bueno. ¿Qué he de hacer? ¿Ir á presidio y que se mueran de hambre mis pequeños? ¡Que paguen, que paguen, ya que quieren hacer el guapo!

En diez años se habrá visto escrito en la República Argentina treinta millones de veces: ¡Viva la Confederación! ¡Viva el ilustre Restaurador! ¡Mueran los salvajes unitarios!, y nunca el cristianismo ni el mahometismo multiplicaron tanto sus símbolos respectivos, la cruz y la creciente, para estereotipar la creencia moral en exterioridades materiales y tangibles.

Y los gritos no cesaban: ¡Vamos a desnudarlas! ¡Mueran los ricos! El momento fue horrible; aquello parecía el choque del hambre con la inconsciente insolencia de la hartura. De repente, una de las amotinadas, que estaba en tercera o cuarta fila, comenzó a dar codazos y empellones pugnando por abrirse paso.

Otros, aunque latinos, desesperan De tocar del laurel solo una hoja, Aunque del caso en la demanda mueran. Vengase menos el que mas se enoja, Y alguno se tocó sienes y frente, Que de estar coronado se le antoja. Pero todo deseo impertinente Apolo resfrió, premiando á quantos Poetas tuvo el esquadron valiente.

Era alto, enjuto, desgarbadote y algo cargado de espaldas; la barba espesa y crespa se le comía gran parte del rostro, dándole un aspecto terrorífico de bandido de melodrama; pero no era más que un antifaz, pues examinándolo bien, bajo la máscara de pelo veíase la cara sonrosada e inocente de un ruño, la mirada tímida y la sonrisa bondadosa de esos seres detenidos en la mitad de su crecimiento moral, que aunque mueran viejos son débiles y blandos, faltos de voluntad, incapaces de vivir sin el calor que presta el cariño.

Conozco a muchos que no tienen un sous y resultan simpáticos; pero los trato como camaradas nada más. Gastón, mi amigo, se arruinó, y aunque ahora está en la puré, volverá a tener plata cuando mueran sus tías... No ponga esa cara de cabotin enamorado; no me conmoverá niente. Soy vieja para creer en eso. ¡A me con la pigolita!...

Palabra del Dia

buque

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