Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de octubre de 2025
La puerta se abrió y la doncella nos recibió en un saloncillo que precedía al cuarto de vestirse de Jenny. Por la puerta entreabierta venía hasta nosotros una viva luz, un olor de agua de tocador y un susurro de palabras. De pronto se oyó una vocalización; era que la cantante ensayaba, sin cuidarse de nuestra presencia, mientras cambiaba de traje.
Además, el matrimonio sería un medio de ocultar lo que puedan tener de peligrosas las relaciones de Sorege con la cantante, y es muy admisible que Jenny favorezca ese proyecto, sobre todo si quiere conservar su amante. Por fin, si Sorege tiene el proyecto de expatriarse y marcharse á vivir en Nueva York, para defenderse contra toda investigación, esa boda se explicará perfectamente.
Pues bien, sí, Jenny te conocía. Y de un modo muy sencillo. Yo te había visto desde mi localidad en cuanto entraste en el teatro, pero ella, como artista interesada en conocer el público y en descubrir á sus amigos, te había observado y visto que eras extranjero. En cuanto llegué á su cuarto me habló de tu yanqui y de su compañero. "Juraría que es francés" dijo.
Les ayudaré lealmente, señor de Tragomer, y si hay quien tiene algo que ocultar, peor para él. Lo primero es defender á las personas honradas. Cuando Jacobo de Freneuse se presente, dijo Cristián, mire usted bien á Jenny Hawkins y á Sorege. Por muy dueños que sean de sí mismos, nos entregarán su secreto por el extravío de sus ojos y la palidez de sus semblantes.
Podría ignorarlo perfectamente, pues el pasado de esa amable muchacha no me interesa gran cosa, pero no lo ignoro, querido Cristián. Me entero por gusto de lo que se refiere á las personas que trato, aunque sea de pasada, y estoy al cabo de la calle acerca de Jenny Hawkins. Que no se llama así. No, dijo fríamente Sorege, se llama Juana Baud, ó Baudier, y es francesa. ¿Estás contento, Tragomer?
Me alegro de que no esté aquí Campistrón, porque hubiera tenido una impresión dolorosa... ¿Cómo así, señora? Campistrón ha tenido grandes disgustos con la artista de que se trata... Pero, dispénsenme ustedes, eso importa poco... Sin duda uno de estos señores se interesa por Jenny...
¡Qué cosas tiene usted! ¿Qué puede importar eso? ¿No lo gustan á usted las mujeres si no son de un color determinado? Con los tintes no se puede hoy saber si una cabellera es natural. ¿Quiere usted saber mi opinión? Pues creo que Jenny es naturalmente morena, pero que debe haberse pintado de rubio en otro tiempo...
Sus párpados, al cubrir los hermosos ojos grises, proyectaron una sombra sobre la cara y su boca se crispó. ¿Acaban de llegar? preguntó. Llegaron ayer mañana. Venía á advertir á usted para que no se sorprenda si se ve repentinamente en su presencia. Jenny hizo un gesto de cansancio.
Apenas un movimiento un poco rápido del pecho y un ligero temblor de sus hermosos ojos indicaban la angustia que la torturaba. Estaba en apariencia tan tranquila como la más indiferente de las invitadas de Harvey. Tragomer eligió aquel momento para levantarse y saludar á la cantante. Jenny le vió aproximarse y un escalofrío recorrió sus carnes satinadas, pero no volvió siquiera la cabeza.
Olvidaba decirte el principal objeto de mi visita... Master Julio Harvey da una comida pasado mañana y quiere conseguir que cantes en su casa. Jenny Hawkins palideció y dijo con voz temblorosa: ¿Quién encontraré allí? ¿Qué nueva emboscada me prepara usted? ¿Qué atroz prueba quiere hacerme sufrir? Sorege respondió tranquilamente: La última prueba.
Palabra del Dia
Otros Mirando