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Todas mis combinaciones caían por tierra ante aquella afirmación de que la cantante era conocida en san Francisco hacía tres años y con el nombre que llevaba actualmente, ¿Cómo podía haber sido Lea Peralli en París y Jenny Hawkins en América, al mismo tiempo? Lea había pasado un año entero ante , hacía dos solamente, en aquel cuarto de la calle Marbeuf donde una mañana se la encontró muerta.

No seas muy exigente esta noche, porque acaso mañana te quede tan poco honor que sea hacerte una limosna el responder á tu provocación. Freneuse cambió una mirada con su enemigo, saludó á Vesín y salió de la estufa. Jenny Hawkins, rodeada de admiradores y con la sonrisa en los labios estaba en medio del salón. Vió de lejos á Jacobo que venía hacia ella y se estremeció, pero no hizo un movimiento.

Bien sabe usted que me ha dicho que Jenny Hawkins era Juana Baud... No puede usted salir de este paso sino por la franqueza. Si ha cometido una falta, explíquela sin reticencias, pero no trate de negar, porque es inútil. Cada paso que ya en esa vía, le perderá más seguramente...

Todo eso es razonable, dijo Marenval. Lo indispensable sería saber exactamente quién es esa Jenny Hawkins. Solamente Sorege podría decírnoslo y él se guardará bien de hacerlo. Á no ser que... ¿Y bien?... Á no ser que nos lo diga Jacobo de Freneuse. Marenval hizo oir una especie de silbido que le servía habitualmente para expresar sus dudas. , pero, vaya usted á buscarle. ¡Está lejos!

Aquí hace falta timbre... Y el timbre no se adquiere emitiendo la voz por la nariz... Si Campistrón estuviese aquí, él les explicaría su método... Para saber dar timbre no hay como Campistrón... Pero ustedes dispensen... ¿Cómo se llama la persona que les interesa? Miss Jenny Hawkins.

El piafar de los caballos y el ruido de las ruedas, me advirtieron á los pocos momentos que llegaba la diva. El portero se adelantó para ayudarla á bajar, se abrió la portezuela, y Jenny, cubierta de pieles, descendió ligera, enseñando una pierna admirable.

¡Ese, ese es el nombre propio! gritó la Mazacán, entusiasmada al oírlo . Lo natural y lógico es que para guardar a la mona Jenny se cree un cuerpo de micos. Y desde aquel entonces quedó confirmado el cuerpo de mosqueteros con la nueva denominación de Micos de Currita.

El primer día, después de una comida excelente, nos dijo: "Esta noche hay ópera: se canta Otello, por Jenny Hawkins, que hace de Desdémona, y el gran tenor italiano Novelli, en el personaje del moro. Iremos, si queréis, á oirlos en mi palco. Si os aburrís, volveremos á casa ó nos iremos al círculo Californiense; como queráis."

Yo, en cambio, lo puedo todo contra él"... Al mismo tiempo el recién venido saludó con la cabeza á Tragomer, que salió á su encuentro, y los dos atravesaron el salón para dirigirse hacia el piano, donde estaban miss Maud y Jenny Hawkins. ¿Hacia cuál de las dos se encaminaban con paso tranquilo? ¿Hacia la dueña de la casa para saludarla ó hacia la cantante para perderla?

Óigame aún durante un minuto. Tengo que dar á usted algunos datos complementarios. En primer lugar Jenny no está ya en América, sino en Inglaterra. ¡En Inglaterra! ¿Está cantando? Está en Londres, en el Princess-Theâtre. Lo he leído estos días en los periódicos.