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Esto no es un pecado, papá. ¿Quieres que reciba esas noticias dando brinquitos y batiendo las palmas? Pues te engañaría si hiciera eso. ¿Me quieres hipocritilla y mentirosa, o me quieres llana y a la buena de Dios? ¿Me has visto alguna vez más entusiasmada que ahora con tu sobrino?

Y Nené, entusiasmada, arranca al libro las dos hojas. ¿Quién llama a Nené, quién la llama? Su papá, su papá, que está mirándola desde la puerta. Nené no ve. Nené no oye. Le parece que su papá crece, que crece mucho, que llega hasta el techo, que es más grande que el gigante del monte, que su papá es un monte que se le viene encima.

Toda la gente de Mare nostrum se mostraba entusiasmada por el nuevo aspecto de los negocios. Los marineros, taciturnos en las navegaciones anteriores, como si presintiesen la ruina ó el cansancio de su capitán, trabajaban ahora alegremente, lo mismo que si fuesen á participar de las ganancias. En el rancho de proa se entregaban muchos de ellos á cálculos comerciales.

Entusiasmada mi madre por los rápidos ascensos obtenidos en mi carrera diplomática, por mi futuro destino en la hermosa capital de Atenas, y por mi elección para la Academia Francesa, no podía menos de sonreír ante la realización de sus aspiraciones de siempre, del sueño dorado de toda su vida.

En nuestros días es la mejor manera de comenzar una carrera política asintió mi hermano, que había compuesto ya, no uno, sino varios libros. «Teorías antiguas y hechos modernos,» «El resultado final» y algunas otras obras originales de Burlesdón gozan muy justo renombre. Tiene mucha razón Roberto declaré. Prométeme que lo harás dijo Rosa muy entusiasmada con mi plan.

Ingenua, entusiasmada con el proyecto, convencida por las razones expuestas, habló la Regenta a borbotones; como solía de tarde en tarde, y dio a los motivos expuestos por su amigo, nueva fuerza con el calor de sus poéticas ideas.

Total, que se atreve un cristiano a darla un pellizco, y ella, con sus manos de oro, sin enfadarse apenas, te agarra y te deja hecho un guiñapo. Ahora la asedian menos, pero tiene enemigos que andan por ahí hablando mal de ella: unos alabándose de lo que es mentira; otros negando hasta que sea guapa. Doña Sol, según el apoderado, mostrábase entusiasmada de su vida en Sevilla.

Está pescando respondió ella, fingiendo no entender el verdadero sentido de la pregunta. El duque entró en seguida en una larga explicación de todas las ventajas a que podría conducir aquella admirable habilidad, que le labraría un trono y un caudal. María lo escuchaba con avidez, mientras el duque admiraba el juego de aquella fisonomía sucesivamente fría y entusiasmada, helada y enérgica.

Amparito se sintió tan entusiasmada, que hasta envió una sonrisa amable al cafetín de enfrente, donde el padre de tal obra despachaba cepitas tras el mostrador, mientras su mujer, lavada y peinada como en días de gran fiesta, con los robustos brazos arremangados y delantal blanco, estaba en la puerta sentada ante un fogón, con el barreño de la masa al lado, arrojando en la laguna de aceite hirviente las agujereadas pellas, que se doraban al instante, entre infernal chisporroteo.

Eran las posadas con sus inocentes placeres y con su devoción mundana y bulliciosa; era la cena de Navidad con sus manjares tradicionales y con sus sabrosas golosinas; era México, en fin, con su gente cantadora y entusiasmada, que hormiguea esa noche en las calles corriendo gallo; con su Plaza de Armas llena de puestos de dulces; con sus portales resplandecientes; con sus dulcerías francesas, que muestran en los aparadores iluminados con gas un mundo de juguetes y de confituras preciosas; eran los suntuosos palacios derramando por sus ventanas torrentes de luz y de armonía.