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Actualizado: 24 de octubre de 2025
Otro detalle, dije. ¿Cuánto tiempo hace que Jenny viene á América? Seguramente, hace tres años. ¡Tres años! ¿Y con el nombre de Hawkins? ¡Claro está!
En el momento en que creyó reconocer la voz de Sorege en el cuarto de Jenny Hawkins, en San Francisco, el conde estaba en América, lo que hacía verosímil su presencia en el teatro y afirmaba con fuerza todas las consecuencias que de ella se deducían. Sus sospechas no eran ya queméricas, sino que se fundaban en un hecho real. Sorege estaba en América, luego no había coartada posible.
Si Jenny Hawkins era Juana Baud, existía una sustitución de estado civil y Lea Peralli vivía con un nombre que no era el suyo. Pero, entonces, ¿quién era la muerta? Aquí Tragomer se estrellaba contra realidades abrumadoras. La mujer asesinada en la calle Marbeuf era Lea Peralli. Todo el mundo la reconoció y el mismo Jacobo no puso en duda su identidad.
Cuando me haya casado y sea muy rico, olvidarás fácilmente el matrimonio para participar de la riqueza. Jenny Hawkins permaneció un momento silenciosa y después dijo en tono grave y resuelto: Escuche usted, Sorege. Ha llegado el momento de que nos expliquemos francamente. Nos conocemos demasiado para tratar de engañarnos sin ninguna utilidad.
De propósito recalqué la palabra "adivinar", pero la cantante no pareció comprender el alcance amenazador que había yo dado á mi respuesta. Sonrió y me ofreció la mano diciendo: Tengo mucho gusto, caballero, en conocer á usted. Debo confesar que en aquel minuto decisivo no había en Jenny Hawkins más que muy poca cosa de Lea Peralli.
Al oir estas palabras Jenny experimentó una sensación de alivio delicioso y un rayo de esperanza devolvió la claridad á su cerebro. ¿No habría sido juguete de una ilusión? ¿Por qué aquel hombre, que se llamaba Herbert Carlston, había de ser Jacobo de Freneuse? ¿No podía existir una semejanza extraordinaria y terrible?
Tuvo una contrata para la Alhambra, donde había hecho ya una temporada. Aquello no era realmente digno de ello... Pero no se presentó á la dirección. Hasta hubo un proceso y Jenny Hawkins fué condenada á pagar. ¿Jenny Hawkins ha cantado en Inglaterra desde hace dos años? No, señor, cantará por primera vez después de ese tiempo en la primavera próxima.
Se produjo un profundo silencio, el pianista preludió y Jenny Hawkins, como para acentuar el desafío lanzado á Tragomer, cantó el Ave María de Otello, que el joven había oído en San Francisco, en aquella velada memorable. La cantante detalló deliciosamente las angustias y las súplicas de Desdémona. Su pura y hermosa voz parecía haber ganado en flexibilidad y en extensión.
Y si no, escucha; yo amaba con pasión a una mujer hermosa, joven, rica y brillante. Una tarde, yo me había deslizado en su tocador antes de la hora, y acurrucado detrás de un espejo, esperaba. De pronto, se abre la puerta, y Jenny entra con una mujer hermosa, joven también.
Se estaba sirviendo el plato de pastelería y Tragomer, que estaba silencioso, se volvió hacia Frecourt y le dijo en tono indiferente: Usted, que conoce á todos los cantantes del universo, ¿quién es Jenny Hawkins? ¿Jenny Hawkins, la que hace expediciones al extranjero con Novelli? Pues es, sencillamente, Juana Baud. Al oir esto, Tragomer no pudo contener un movimiento. ¡Juana Baud!
Palabra del Dia
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