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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Estaba pálido como la muerte, vacilaba sobre sus piernas, las ideas se confundían en su cabeza. ¿Cuál podía ser la intención de Marta? Quería sin duda vengarse de la condesa que la había maltratado; pero no se daba cuenta, la insensata, de que iba a perder al mismo tiempo a su amigo y protector.
En No hay burlas con el amor se nos ofrece una dama presumida y muy llena de su importancia con vis cómica extraordinaria, y á la vez un enredo que consiste en las pretensiones de un galán enamorado verdaderamente de la hermana de aquélla, pero temeroso de los obstáculos que puede suscitarle tan vana é insensata señora, por cuya razón finge amarla y habla con ella con frases rebuscadas, logrando de este modo conseguir el objeto que su pasión le inspira.
Talín chillaba, aullaba como un condenado viendo su muerte cercana. Al cabo, Regalado abrió piadosamente la puerta de la sala y el desgraciado pudo huir sustrayéndose á la negra parca. Cuando se vió lejos de las iras de su amo, sin dejar de exhalar gemidos lastimeros tuvo espacio para reflexionar. ¡Aquello era muy extraño! ¡mucho! ¿Por qué tal cólera insensata?
Con aquella pasión ardorosa, con aquel amor lleno de misterio y placer se había unido también la afición a la criatura. Pero los martirios que su cólera insensata le había hecho padecer abrió entre ellas un abismo. Josefina jamás amaría a su verdugo. La pobre niña, vestida con ricos trajes, vagaba sola por el palacio de Quiñones, sin hallar en nadie ternura. Amalia huía, de ella.
Dos alguaciles, delante de él, impedían que fuese atropellado por los mendigos, y que entrase gente en la casa, á pesar de lo cual, más de uno se colaba. Colábase también Montiño. ¡Eh! ¿á dónde vais? le dijo uno de los alguaciles cogiéndole del brazo. ¿Que á dónde voy? dijo Montiño volviendo su mirada escandencida é insensata al alguacil . ¿A dónde he de ir sino á verla antes de que se la lleven?
Quedamos en que... Mañana, a la hora que te venga mejor. Cochero, vuelva usted. Déjame a la entrada de la calle de Valencia. Donde tú quieras. Y pasado mañana también dijo tras una pausa y con ansiedad la insensata mujer. Y al otro, y al otro... Pero no muerdas... Miraba ella al porvenir, y su radiante felicidad se nublaba con la idea de que los días venideros desmintieran aquel en que estaba.
Sí dijo, hiriendo con su pequeño pie la alfombra y mordiéndose impaciente su grueso labio austriaco ; sí se conoce que mi esposo... me ama locamente, que adivina mis deseos, que se anticipa á ellos; ciertamente que soy una insensata, cuando me quejo; ¿qué puedo yo desear? ¿Qué reina ha tenido más influencia sobre su esposo?
Se dejó avasallar por una idea insensata: todo lo que había sucedido y todo lo que pudiera suceder aún, no sería obstáculo para el advenimiento, tarde o temprano, de la misteriosa felicidad. Entonces, repentinamente, las palabras le nacieron abundantes, como agua que se desborda. Se apuraba febrilmente, y sólo tenía verdadera conciencia de cada frase, cuando la había ya pronunciado.
Se arrojó al suelo delante del cofre, introdujo el instrumento con una violencia insensata, entre la tapa y la cerradura, se apoyó con tal fuerza contra las tenazas, que las dobló, como si fueran de plomo. Sudaba copiosamente; jadeaba como si un gran peso le oprimiera el pecho; su corazón latía con furia. Nada, todo era inútil.
Orígen y causa hasta cierto punto de la sobreescitacion nerviosa que conduce á la astenia física, el estado del moral es en un todo conforme á esas disposiciones del sistema nervioso ganglionar y de relacion, disposiciones que, aun cuando la astenia sea profunda y tienda á la descomposicion, la escitacion tiene aun sus momentos de elevarse hasta la cólera, y la risa insensata, hasta la vivacidad de la memoria de los sentidos, hasta el encendimiento de la cara, las sofocaciones, la sensibilidad escesiva de los ojos á la luz.
Palabra del Dia
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