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Actualizado: 13 de mayo de 2025
En otro tiempo y otras circunstancias, el conocimiento de aquella pasión tan celosamente oculta, hubiera sido para él motivo de insensata delicia. Ahora era causa de aflicción, con un algo de reminiscente melancolía. Se le representaron los días en que ella le intimidaba con sus desvíos vagos, cuando en las frases de Julio moría la indecisa ternura como flor que al punto de brotar se hiela.
Y después... murmuró apenas, cerrando los ojos con lentitud. Creo que tuvo una súbita fuga de ideas. Pero la luz, la insensata luz que extravía la mirada en los relámpagos de felicidad, inundó de nuevo sus ojos. Y esta vez oí bien claro, sentí claramente sobre mi rostro esta pregunta: Y cuando sane y no tenga más delirio...¿me querrás todavía?
Fue como si de una vez le confesase y descubriese todas sus culpas, pasadas y futuras. ¿Para qué, pues, molerle y atormentarle confesándoselas después una a una según iban sobreviviendo? Esto no hubiera sido noble franqueza sino crueldad insensata. No era, pues, por D. Joaquín sino por ella misma por lo que el pecado le dolía.
Se ha quebrantado una ley universal, absolutamente necesaria; en faltando ella todo se hunde en el caos; la certeza de la existencia del yo afianzada en el testimonio de la conciencia, no basta á impedir la confusion: la inteligencia contradiciéndose, se ha negado á sí propia; de su palabra insensata no ha salido el ser sino la nada, no la luz sino las tinieblas; y esas tinieblas que ella ha soplado sobre todo lo existente y lo posible, vuelven á caer á torrentes sobre ella misma y la envuelven en eterna noche.
Es un fenómeno de autosugestión que casi todos hemos podido comprobar alguna vez. Cuando nos hallamos temerosos o profundamente convencidos de que se ha de decir una cosa, llevamos mucho adelantado para oírla aunque no se diga. Una rabia insensata le mordió en las entrañas. De buena gana les hubiera tocado en la espalda para decirles: «¡Aquí estoy yo!» y estuvo a punto de hacerlo, pero se contuvo.
Escribo la presente desde Arcos: desde el día en que Su Majestad se dignó conceder gracia a la condesa de Pópoli, conoce mis sentimientos para con ella: afección insensata, probablemente, pero que no acabará sino con mi vida, así como mi gratitud y mi respeto para Vuestra Majestad.» »Cuando me hubo dado a leer esta carta, la cerró, selló y envió por un correo.
Yo he amado a lord Gray porque en mis solitarias devociones se ha apoderado de mi espíritu como el demonio tentador... No, no iré al claustro, porque sé que lo tendré siempre delante, mezclado con aquella dulce poesía del coro y el altar. ¡Ay, amiga mía! ¿Creerás esto que te digo? ¿Creerás esta profanación horrible? Pues sí, es verdad. En la iglesia ha tomado cuerpo esta insensata inclinación.
Contó al barón la pasión insensata que lo consumía desde hacía seis meses; le explicó cómo se había despojado de todo por la señora Chermidy. El barón era un hombre excelente y quedó tristemente impresionado al oír que aquella casa que había visto levantarse en pocos meses había caído más bajo que nunca.
LEONOR. Por él, don Nuño, es verdad; por él con loca impiedad el altar he profanado. ¡Y yo, insensata, le he amado con tan ciega liviandad! NU
No podía participar de la alegría insensata de sus convecinos porque, como siempre, su alma se hallaba inflamada por un torbellino de sentimientos belicosos. Pocas noches antes los mineros habían maltratado á dos mozos de Entralgo que venían de cortejar en Tiraña. Desde entonces no respiraba más que venganza y exterminio.
Palabra del Dia
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