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Actualizado: 1 de julio de 2025
En toda esta pieza se descubre al principiante, y, por grande que sea nuestra veneración al famoso nombre del autor, no es posible desconocer su inmensa inferioridad, comparada con las obras de La Cueva de la misma época.
En ninguna parte penetró en mi corazón más dulce sensación de paz. Pero también es inmensa alegría la de alcanzar una alta cumbre que domine un horizonte de picos, de valles y de llanuras. ¡Con qué voluptuosidad, con qué arrebato de los sentidos se contempla en su conjunto el edificio cuyo remate se ocupa!
Encontraba un placer nuevo ejerciendo de amo de la inmensa finca; creía de buena fe desempeñar una gran función social contemplando desde su sombreado retiro el trabajo de tanta gente, encorvada y jadeante bajo la lluvia de fuego del sol. Las muchachas extendíanse por las pendientes, con sus faldas de colores, como un rebaño de ovejas azules y sonrosadas.
Sólo vería en lo alto a Jesucristo, vivo y terrible, que se adelantaba a juzgarle, y detrás la eternidad, oscura, inmensa, implacable. La noticia de la muerte de Velarde llegó a Madrid al punto, y la condesa de Mazacán fue la primera que se presentó en casa de la Albornoz con la intención dañadísima de darle la triste nueva.
Las ruinas no deben entristecernos ni arredrarnos. No hay revolución ni cataclismo que baste a derribar el edificio erigido por esa nuestra fe superior e inmortal, ni que pueda conmover la base De la admirable catedral inmensa, Como el espacio transparente y clara, Que tiene por sostén el hondo anhelo De las conciencias, la piedad por ara Y por nave la bóveda del cielo.
Y miraba a Maltrana con ojos entre asombrados e irónicos, como admirando por su inmensa estupidez a aquel padre que pretendía corregir al hijo encerrándolo en la Cárcel Modelo. Este señorito irá lejos continuó . Los chicos le llaman el Levita, y es el mayor amigote del Barrabás. El es quien le llena la cabeza de aire hablándole de las cosas que pueden hacer juntos cuando salgan a la calle.
Ambos aguzaban su oído. «Ya no se oye nada observó Deogracias, poniéndose más estúpido . Se han ahogado...». No sabía el muy bruto la puñalada que daba a su ama con estas palabras. Jacinta, sin embargo, creía oír el gemido en lo profundo. Pero aquello no podía continuar. Empezó a ver la inmensa desproporción que había entre la grandeza de su piedad y la pequeñez del objeto a que la consagraba.
Movían sus cabezas los olmos, los pinos, las carrascas, las encinas; vibraba la orquesta inmensa del bosque, y de un extremo a otro esparcíase el lamento de la sinfonía salvaje, despertando los ecos en las cañadas, aguzándose en las alturas, volviendo a descender en busca de nuevas masas de árboles que repitiesen este suspiro de arpa temblorosa.
El cuerpo adorado se había perdido para siempre en los pudrideros anónimos, cuya vista le había hecho recordar poco antes á su sobrino Otto. Señor, ¿por qué vinimos á estas tierras? ¿por qué no continuamos viviendo en el lugar donde nacimos?... Al adivinar estos pensamientos, vió Desnoyers la llanura inmensa y verde de la estancia donde había conocido á su esposa.
Creyóse ya Jacobo con esto dueño del campo, y su vanidad inmensa le hizo sentir la satisfacción de haber sabido engañar, antes que el goce de haber logrado su objeto.
Palabra del Dia
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