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Actualizado: 23 de julio de 2025
Ninguna... ¡ah! sí: las de doña María de Zayas, los ejemplares de Cervantes y el Quijote, esa admirable novela. Y había una lisura tal en la expresión de Amparo al contestarme; tal falta, tal negación de pretensiones, que era necesario creer que no sólo tenía talento, sino también elevación de ideas: ¡y junto a esto tal conformidad, tal resignación con lo ingrato de su fortuna!
Quintanar al ver a don Álvaro suspiró, le tendió ambas manos, después de dejar un libro negro sobre la mesa y exclamó: ¡Oh mi queridísimo Mesía! ¡Ingrato! cuánto tiempo sin parecer por aquí... Vengo a despedirme. Me voy a dar una vuelta por las provincias, después a los baños de Sobrón y a mediados de Agosto estaré de vuelta en Palomares, por no perder la costumbre.
AZUCENA. Se ha ido sin decirme nada, sin mirarme siquiera. ¡Ingrato! No parece sino que conoce mi secreta... ¡Ah! Que no sepa nunca ... Si yo le dijera: «Tú no eres mi hijo, tu familia lleva un nombre esclarecido, no me perteneces...» me despreciaría y me dejaría abandonada en la vejez. Estuvo en poco que no se lo descubriera ... ¡Ah!
Bueno... ¿Y qué?... Concedo que así sea. ¿Quién te ha negado el poder de la educación? Lo que niego es que la educación valga hasta ese punto sobre un espíritu estéril é ingrato; y lo que niego también es que su influjo no pase de la superficie y no penetre en el fondo, y no mejore el ser de las personas.
Por fin el aragonés se atrevió á preguntar quién era la persona á quién debía su libertad. Vamos dijo Bozmediano con cierta vocecilla impertinente. Bien sabe usted lo que quiero decir. No es necesario pronunciar fu nombre. Es natural que se haga usted el desentendido. Como halaga tanto su amor propio el ser querido por persona de tanto mérito.... No sea usted ingrato, joven, que ella no lo merece.
Los otros pueblos han llegado mucho después, a la hora de los adornos y balconajes, para dar lo cómodo y lo lindo. Lo más duro, el trabajo ingrato y peligroso de albañilería, lo hizo «la vieja». Y cuanto más quieran ustedes elevar su edificio dijo Ojeda , cuanto más grandioso y solemne lo deseen, más tendrán que bajar en busca de los cimientos para reforzarlos, so pena de venirse abajo.
Eso no lo puedo saber hasta que vaya a París y hable con el banquero, o vea en Madrid a mi agente. Hoy por hoy nada sé de cierto. No quiero decir eso: digo si supones que ya se ha concluido todo para ti en el mundo. ¡Ingrato! ¿No vale ni significa nada mi cariño?
Bonifacio se acordó de la Dama de las Camelias, que había leído, y de aquel Armando, que había amado hasta olvidar al suo vecchio genitor, como dicen en la ópera, y, en efecto, el órgano lo estaba recordando: «Tu non sai quanto soffrì!» ¡Pobre de mí! pensó Bonis . El hijo puede ser un ingrato. Amará a una mujer más que a mí ciertamente.
Si caes enfermo, no vengas a que te cuide tu tía, que para eso sí sirvo yo, ¿eh?, para eso sí sirvo, ingrato, tunante... ¿Y te parece bien que cuando me miro en ti, cuando te saco adelante con tanto trabajo y soy para ti más que una madre; te parece bien que me des este pago, infame, y que te me cases con una mujer de mala vida?
Cien veces, mil veces peor, que esas que le tiran de la levita a don Saturno, porque esas cobran, y dejan en paz al que las ha buscado; pero las señoras chupan la vida, la honra... deshacen en un mes lo que yo hice en veinte años.... ¡Fermo... eres un ingrato!... ¡eres un loco! Se sentó fatigada y con el pañuelo que traía a la cabeza improvisó una banda para las sienes.
Palabra del Dia
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