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Actualizado: 29 de junio de 2025
Debía, en su caída, haberse agarrado de los montantes de la parihuela sobre la cual habían puesto a la muerta y arrastrado todo consigo, pues, sobre él, entre tablas rotas, el cadáver estaba extendido, en su larga camisa, con su rostro helado sobre el de Roberto, y los desnudos brazos sobre la frente de éste. En ese momento, Roberto recuperó el sentido y se enderezó.
Mater pullchra, filia pullchrior! exclamó el doctor, esbozando en su rostro moreno una sonrisa afectada y contoneándose siempre con las manos sobre el vientre. Bien, jóvenes díjoles Blanca, yo tengo sed, quiero tomar un helado; señor don Ramón, agregó dirigiéndose a mi tío, lléveme usted a tomar un helado. ¿Me permite usted, que lo abandone por su tío?
Quedó helado. Permaneció en pie unos instantes mirándola con indefinible expresión de angustia y terror: por fin se dejó caer a sus pies exclamando con las manos cruzadas: ¡Oh, por Dios, no me mates! ¡no me mates! El semblante de Clementina se dulcificó y la voz también. Vamos, no seas niño, Mundo.... Levántate.... Tenía que suceder.... Tú hallarás mujeres que valgan mucho más que yo....
Juana, que era tan industriosa, solía hacer helado en una pequeña cantimplora que tenía; pero con más frecuencia se entretenía comiendo ora piñones, ora almendras y garbanzos tostados, ora flores de maíz, que Juanita tenía la habilidad de hacer saltar muy bien en la sartén, y ora altramuces y, a veces, hasta palmitos cuando los arrieros los traían de la provincia de Málaga, porque en la de Córdoba no se crían.
Entremeses, caldo de legumbres y verduras, sopa de almendras, huevos de primavera, lenguados con almejas, calamares en su tinta, pechugas de gallina, pichones al jerez, menestra de guisantes, gallina trufada, brazo de gitano, helado de almendra, postres variados, vinos, café y licores. Cuarto.
Á la desnuda campiña parece que se la ve tiritar de frío; las chimeneas de la barriada lanzan á borbotones el humo que se lleva rápido el helado norte, dejando en cambio algunos copos de nieve.
La población que se va colocando sobre los límites que encerraron a nuestros abuelos, me hace el efecto del helado que se eleva fuera de la copa de los sorbetes. El caso es el mismo: la copa es pequeña y el contenido mucho. Muchas casas muy lindas vimos.
Este es Juan de quien tanto os he hablado, a quien acabo de encontrar en la calle a punto de morirse helado entre la nieve... ¡Vamos, vestíos pronto! La noble familia de Santiago vino inmediatamente a abrazar al pobre ciego. La voz de la esposa era dulce y armoniosa: Juan creía escuchar la de la Virgen: notó que lloraba cuando su marido relató de qué modo le había encontrado.
Es preciso que nos desnudemos rápidamente detrás del tronco de un árbol, para estar al abrigo del aire helado, que nos olvidemos del frío que contrae nuestros miembros; todo es en vano; el viento nos recuerda la dura realidad. A nuestros pies corre el agua, rápida y sombría; sin tocarla, sentimos que está helada; el soplo de aire que la riza nos hace temblar de frío.
HELADO DE FRESA. Se toma un kilo de fresa, y por un tamiz se va pasando, agregando despacito, a fin de que pase mejor, algo menos de medio litro de agua; en el líquido se echan tres cuartos de kilo de azúcar y se pone al fuego un rato para que se haga como un almíbar; se deja enfriar, se pone en la heladora y se hiela.
Palabra del Dia
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