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Actualizado: 27 de junio de 2025
672 El porqué tiene ese nombre naides me lo dijo a mí, mas yo me lo esplico ansí: le diran penitenciaria por la penitencia diaria, que se sufre estando allí. 673 Criollo que cai en desgracia tiene que sufrir un poco; naides lo ampara tampoco si no cuenta con recursos. El gringo es de más discurso: cuando mata, se hace el loco.
Se vió tendido al anochecer en los hierbales, esperando al gringo, que después de darle los puñetazos iba á pasar la noche en Asunción. Al tenerle cerca, le disparaba un pistoletazo. Quedaba mal herido el escocés, guardaba cama varias semanas, y luego de restablecerse se iba del país, convencido de que no es prudente tener cuestiones con la gente cobriza. Se miraron largamente los dos hombres.
Su poseedor era un gringo que vivía en Asunción sin más objeto que estudiar los animales y las plantas del país; un doctor alemán, gordo, rubicundo, de gafas doradas, muy amigo de bromear con las gentes simples del campo, para sonsacarles noticias.
Calló también el estanciero, mirándolo interrogativamente. ¿Y qué tenía que ver él con todo esto?... ¿Acaso había hecho el viaje por el simple placer de darle tal noticia?... Canterac dijo el oficinista tiene por padrinos al marqués de Torrebianca y al gringo Watson. Como los dos son ingenieros, no pueden negar un servicio tan importante á un camarada. A Rojas le pareció esto muy natural.
Empezó á alejarse, pero todavía se detuvo para añadir con una crueldad de niña mimada: No me gustan los hombres que piden perdón. Además, juré que sólo volvería á verle si me echaba el lazo... Pero no podrá echármelo nunca. Usted no es mas que un gringo chapetón, y además de torpe desagradecido.
Un hijo del gringo cantor, blanco como cabrito desollado y con pelo de zanahoria, quieren que sea nieto mío... Prefiero á los de Celedonio. Y para mayor protesta, entraba en la vivienda del capataz, repartiendo á la chiquillería puñados de pesos. A los siete años de efectuado su matrimonio, la esposa de Desnoyers sintió que iba á ser madre. Su hermana tenía ya tres hijos.
Hablaba de dar una paliza á «la romántica» y otra á la china, por no enterarse de las cosas. Había sorprendido á su hija agarrada de las manos con el gringo en un bosquecillo cercano y cambiando un beso. ¡Viene por mis pesos! aullaba . Quiere hacer la América pronto á costa del gallego, y para esto, tanta humildad y tanto canto y tanta nobleza. ¡Embustero!... ¡Músico!
Ya lo sé, mi niña, ya lo sé... Me han hablado de que usted y el gringo van siempre juntos á caballo por esos pagos, y no pasa día sin que se encuentren... Si alguna vez se dan un beso, busquen un lugar donde nadie los vea. Mire que la gente de aquí es muy habladora y no quiere otra cosa.
Esta carne líquida le hacía sonreír de lástima. ¡Habiendo whisky en la tierra!... Morales vaciló mirando su propio uniforme. Era una autoridad, y sólo podía entrar en las tabernas para imponer respeto. Pero luego se enterneció mirando al gringo. ¡Un viejo compañero!... Oiga, don Macperson, ¿si fuésemos á tomar una copa?...
Sentía mucho separarse de sus nietos, pero esta separación no podía ser larga. Cuando Celinda y su marido el gringo volviesen, el niño mayor llegaría á tiempo para que su abuelo le enseñase á montar á caballo como debe hacerlo un criollo fino. Precisamente este nieto hacía mucho rato que estaba junto á Robledo, montando en sus rodillas y dejándose caer en la alfombra.
Palabra del Dia
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