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Actualizado: 7 de junio de 2025
El cielo, el muro, el camino, la pradera y el bosque, mirados al través de los vidrios rojos, amarillos, azules y verdes, cambiaban de un modo fantástico; el efecto, mirando al través del conjunto de los cristales, era el de una gama; pero si se miraba al través de un solo cristal, se experimentaba una emoción que variaba según el color.
-Visión debió de ser, sin duda -dijo don Quijote-, porque no hay otro yo en el mundo, y ya esa historia anda por acá de mano en mano, pero no para en ninguna, porque todos la dan del pie. Yo no me he alterado en oír que ando como cuerpo fantástico por las tinieblas del abismo, ni por la claridad de la tierra, porque no soy aquel de quien esa historia trata.
Y almibarada y ponderativa, tornó a regalar a Carmen con caricias y frases de gratitud. En seguida salió de la sala, no ya con su paso saltarín de todos los días, sino con una carrera liviana y veloz, una especie de trotecillo fantástico. Narcisa hizo también mutis, como en las comedias, por una puerta lateral, con su novela en la mano y en la sonrisa ática una despectiva expresión.
Ni con aquel fantástico manejo se calentaban los malditos. Eran dos pedazos de hielo. En cambio, lo restante de don Roque ardía, se abrasaba. Sobre todo la cabeza alcanzaba una temperatura pasmosa, que iba cada vez en aumento. Cuando se llevó la mano a la frente creyó advertir que brotaba una llama azulada.
Y Coca no podía salir de su sorpresa. ¡Ella era la que inventara aquella piedra de toque de los sentimientos locales, aquel capitán fantástico, aquel pleito interminable!... Llegaba hasta dudar de sí misma. Suponía que no había inventado más que... ¡la verdad! Y la hermana mayor tenía que hacer grandes esfuerzos para tranquilizar a la pequeña.
Emprendieron la retirada, marchando directamente en busca de la tapia. Isidro, al saltarla con la ayuda de sus compañeros, volvió a verse en el campo yermo y negro matizado de luces a lo lejos. Creyó otra vez que había soñado, que los árboles rumorosos y el fantástico jardín sólo habían existido en su imaginación.
Pero en sus cuentos, ora fuesen ficción, ora historia verdadera, nada había nunca en perjuicio del prójimo, y a veces había mucho de verdad, aunque exagerada y bordada. Las telas de su cerebro eran como mapa confuso, donde estaban muy borrosos los límites entre lo real y lo ideal, lo fantástico y lo positivo.
Todo cuanto veía y escuchaba hacía un cuarto de hora, le parecía fantástico. Pero Roussel no se desvaneció como una aparición; permaneció en su sitio y con mucha sangre fría dijo: Mi querida prima; creo que debes haber agotado las malas palabras; no busques más en tu fondo de reserva, porque sería inútil.
Su carácter distintivo es, en su mayor parte, fantástico y parecido á cuento, manifestándose así en lo extraño y maravilloso de la acción, y recibiendo los más varios cambiantes en su exposición florida y poética. Corresponde á esta clase Elegir al enemigo, comedia mencionada con aplauso por Bouterwek; También se ama en el abismo, El mérito es la corona y Santa Rosalía.
Veían pasar como un desfile fantástico todo el resto del ejército: batallones y más batallones, baterías, tropeles de caballos. Luego, el silencio, la noche, un sueño sobre el polvo y las piedras, sacudido por terribles pesadillas. Al amanecer eran despertados por los pelotones de jinetes que exploraban el terreno recogiendo los residuos de la retirada. ¡Ay! ¡imposible moverse!
Palabra del Dia
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