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¡Eh! boba, yo lo sabré pronto, y sin informar a nadie.... Tengo mil medios de averiguarlo.... Te prometo que saldrás de la curiosidad.... Pilar dio dos o tres golpecitos en la barbilla a Lucía, que estaba grave y aun algo confusa. ¿Paseamos hoy, señora enfermera? interrogó la anémica. , y beberás leche en Vesse.

La vió reaparecer con un mohín gracioso entre las preocupaciones que la guerra hacía crecer sobre las almas como follajes sombríos. Hay que estudiar mucho para conseguir el diploma de enfermera. ¿Te has fijado en el traje?... Es de lo más distinguido: el blanco va bien lo mismo á las rubias que á las morenas.

Medio ahogándose, iba y venía de un cuarto a otro y renegaba de todo y de todos: de la clínica, del personal, de la enfermera, que se dormía en vez de velar. Cuando entró el doctor, le recibió lleno de ira. ¡Tiene gracia esta casa de locos! gritaba sin dejar de andar . ¡Vaya una casa de locos! Ni siquiera cierran las puertas de noche, y cualquiera... si le da la gana... ¡Me quejaré!

La enfermera no manifestó asombro ante tal confidencia. Continuó sonriendo, y dijo lacónicamente: Lo . Su sonrisa se fué transformando en un gesto de dulce piedad, de conmiseración protectora, como si el príncipe fuese un niño necesitado de sus consejos. Había adivinado su desgracia mucho antes de que la duquesa le hablase en sus horas de desesperada confesión.

La correspondiente al amarillo era muy inquietante; el paisaje parecía anunciar alguna desgracia, evocar vagamente algún terrible crimen. Al mirar al través del cristal amarillo, la enfermera sentía una tristeza infinita y perdía toda esperanza de que el doctor Chevirev se casara con ella. A no ser por aquel cristal, le hubiera confesado, hacía mucho tiempo, su amor.

Marqués dijo Toledo , la lady viene sola y necesita hablar con Su Alteza. Tiene algo importante que decirle. El príncipe y la enfermera ocuparon unos sillones de junco fuera de la casa, en una plazoleta rodeada de frondosos árboles. Una fuente reía bajo el desgrane de su perezoso surtidor. La luz verdosa reflejada por la arboleda hacía á lady Lewis más débil y exangüe.

Y se lanzó á ser enfermera, admirando el uniforme blanco con su capa azul y su alba toca: algo sencillo y nuevo que sentaba perfectamente á su belleza. Su afán por lucir esta última moda le hacía abandonar muchas veces á los enfermos, paseando en automóvil por el Bosque de Bolonia la blanca túnica con cruces rojas en las mangas y en el pecho.

A la tía María, a la infatigable enfermera del ilustre huésped, a la diestra fabricante de caldos sustanciosos, señaló el duque una pensión vitalicia. En cuanto al pobre fray Gabriel, se quedó sin nada. Hacía tan poco ruido en el mundo, y se había ocultado tanto a los ojos del duque, que este no le había echado de ver.

Subía el príncipe la escalera para ocultarse en sus habitaciones altas, cuando le alcanzó el coronel; y antes de que éste le hablase, lo interpeló con violencia. No quería ver á la enfermera... Que pasease con sus ingleses por todos los jardines: podía disponer de ellos como si fuesen de su propiedad; pero que le dejase tranquilo.

Alicia parecía sentir el remordimiento del que presencia las últimas horas de un condenado á muerte y tiene que negarle la satisfacción de su postrer capricho. Se lamentaba como la enfermera que no puede dar al moribundo lo que pide entre hipos de agonía. Miguel creyó adivinar el secreto de las últimas entrevistas entre la dama maternal y su ahijado.