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Actualizado: 10 de septiembre de 2024


Los guitarristas iban á sentarse en el suelo; pero inmediatamente acudía una mestiza para ofrecerles, como sillones honoríficos, dos cráneos de caballo. Eran los mejores asientos de la casa. Había también un par de sillas para cuando llegaba el comisario de policía ó alguna otra autoridad, pero algo desvencijadas é inseguras.

Maltrana le abandonó al pasar ante «el rincón de las cocotas». Le atrajo el verlas a casi todas con los sillones juntos, apretadas en torno de Madama Berta, la andariega veterana, cuyos consejos oían religiosamente en asuntos de América.

Yo no apartaba mis ojos del coro, observando indiscretamente los movimientos de las buenas Madres, y mientras mayor era mi atención, con más claridad se me iban presentando los distintos objetos de aquel recinto, y vi poco a poco los sillones, el facistol, el órgano, los cuadros.

Maltrana se dejó caer en uno de los varios sillones que ostentaban el rótulo de «Doctor Zurita y familia», y allí quedó en agradable sopor, sin saber ciertamente si estaba dormido o despierto.

El gabinete de lectura, que también servía de biblioteca, era estrecho y no muy largo. En medio había una mesa oblonga cubierta de bayeta verde y rodeada de sillones de terciopelo de Utrecht. La biblioteca consistía en un estante de nogal no grande, empotrado en la pared. Allí estaban representando la sabiduría de la sociedad el Diccionario y la Gramática de la Academia.

«Pase usted por aquí dijo Refugio a la señora de Bringas indicándole la puerta del gabinete . Celestina, ayúdame a desocupar estos sillones». La que respondía al nombre de Celestina debla de ser criada. Así lo pensó nuestra amiga en los primeros momentos, mas luego hubo de rectificar este juicio.

La habitación era sencilla: dos grandes balcones sobre la Sendeja, con obscuros cortinajes; las paredes cubiertas de un papel imitación de madera; una mullida alfombra y la gran mesa de escritorio con una docena de sillones de cuero, anchos y profundos como si en ellos se hubiera de dormir.

Luego yo bajaré á disponer los manjares y á sacar las botellas de la bodega. Eh, ya estamos en la sala azul. Es muy buena, en ella sólo comen personas principales; he comprado esta docena de sillones y estos espejos á un indiano que se volvía á las Indias.

Los colosales armarios, la mesa, los sillones, los cuadros y las figuras circunspectas de los tapices posaban sobre ella una mirada silenciosa y benévola, en la cual sentía agitarse la gran sombra protectora de su padre. Ricardo quedó parado ante un retrato. ¿Esta es tu tía, eh?... ¡Cómo te pareces a ella!... Lástima fue que se hubiese muerto tan joven... Era una mujer muy simpática.

Ya se comprenderá que tertulias formadas por una joven de veinte años y por ancianos de setenta serían muy sobrias y sobre todo poco ruidosas; dos mesas de juego en un rincón, los bastidores de bordar de Antonia y de la señora Braun en medio del salón y sillones al rededor para los que preferían al wist o al boston, la conversación; tales eran los accesorios de aquellas sencillas reuniones.

Palabra del Dia

jediael

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