Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de junio de 2025
No, señor. Nieto se dolió de esta ignorancia con suavidad, como si en ello le fuera algo. Era un hombre alto, grueso, de fisonomía abierta y simpática. Sin saber por qué, parecía interesarse en mi negocio y no se cansaba, mientras caminábamos, de hacerme preguntas por donde pudiera ponerse en la pista de la cigarrera.
Y pasada la embriaguez, lo repelía furiosa por sus asiduidades, extrañada de su insistencia, igual que un señor que se viese perseguido por una compañera de media hora, como si el encuentro fortuito y mercenario pudiese conferir derechos. ¡Ah, miserable! ¡Con qué risa cruel y dolorosa reiría Teri si pudiese conocer esta aventura grotesca! ¡El hombre en el que creían ver sus ojos de amorosa todas las perfecciones, tratado lo mismo que un objeto que se alquila!... Y le dolió más la posibilidad de esta burla desesperada que el imaginarse a Teri entre lamentos y lágrimas.
No supo si fueron los labios del mozo una cosa rusiente que le dolió en el cuello, ni supo de dónde había sacado ella un grito de furiosa rebeldía y una fuerza salvaje para desasirse de aquel abrazo exultante y ansioso. Andrés, impulsado hacia atrás por las dos manos breves y nerviosas de la niña, dió un traspié no muy gallardo y soltó una palabrota soez.
Por último, y en premio de tan señalada victoria, bajaron del cielo dos ángeles y ciñeron al santo el milagroso cíngulo de la virginal pureza, con el cual, aunque le dolió muchísimo cuando se le ciñeron, quedó, digámoslo así asegurado de incendios para en adelante.
Lo recuerdo bien, porque me dolió muy adentro... Otro caso raro: somos del mismo parecer el espectro y yo en lo tocante a la educación de los hijos; nos espantan igualmente los temores de sus extravíos, y usamos procederes diametralmente opuestos en el modo de vivir. Pues he ahí mi caso. Yo vivo como vivo y soy lo que soy, porque no puedo ni debo vivir ni ser de otra manera.
Si eso la dolió y la impulsó a matarse, tal resultado es ciertamente desagradable; pero ni a mí ni a usted se nos puede hacer responsable de él. En circunstancias parecidas haríamos otra vez lo mismo, y cualquiera en nuestro lugar lo haría. Dejemos aparte dijo Ferpierre, el juicio sobre la supuesta conducta de ustedes. Antes de juzgarla importa cerciorarse de ella.
En poco tiempo perdió todo lo que en muchos años, y á costa de grandes fatigas había adquirido, con que quedó reducido á mucha pobreza, mas no sin ganancia, porque con este golpe volvió en sí, y viéndose ya anciano, sin tener en la tierra riquezas ni méritos para el cielo, se dolió mucho de lo mal que había empleado su corazón en ganar y adquirir bienes caducos, sin quedarle de tanto tiempo perdido más que un perpetuo remordimiento del mal logro de sus años.
No todas las noches de invierno iban damas a la tertulia. Generalmente asistían los sábados y los miércoles. Pero había un grupo de muchachos que casi nunca dejaban de hacerles un rato de compañía a primera hora, aunque después se marchasen a otras casas. Uno de ellos era Paco Gómez. En estas noches de soledad se formaba generalmente un partido de brisca. Paco iba de compañero con Nuncita y el capitán Núñez, o Jaime Moro, o cualquier otro muchacho con Carmelita. Paco una noche se dolió de que las señas que se hacían durante el juego fuesen tan vulgares y conocidas: era imposible hacerlas pasar inadvertidas para los contrarios. Entonces, de acuerdo con el otro, propuso cambiarlas.
Lo cierto era que la Gorgheggi no amaba a su tirano y le había sido infiel de todo corazón desde la primera vez; pero al verse vendida, le dolió el orgullo; creía que Mochi estaba loco por ella, y cuando advirtió que era cómplice de sus extravíos, lo cual demostraba que no había tal pasión por parte del tenor, se sintió más sola en el mundo, más desgraciada, y experimentó el despecho de la mujer coqueta que, sin querer ella, desea que la adoren.
La vieja se dolió de los malos tratos que el padre la daba, y refirió al joven la historia de todos los disgustos que con su cuñado había tenido, achacándolos al carácter díscolo y egoísta de éste: habló con enternecimiento de su difunta hermana, que había sido muy desgraciada: no se dio por entendida de la escapatoria ni de la clase de interés que su sobrina podía inspirar al joven cortesano.
Palabra del Dia
Otros Mirando