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Actualizado: 29 de junio de 2025
Por grande yerro tendría, si la eleccion de príncipe pende de nosotros, escoger al que vive ausente, y ocupado en gobernar mayores estados, y dejar al desocupado y libre de otras obligaciones y el que ha de vivir siempre entre nosotros, y correr la misma fortuna de los sucesos prósperos, y adversos.
¡Pobre Desnoyers!... La necesidad de verla y la falta de ocupación en unas tardes interminables que hasta entonces habían tenido más grato empleo le arrastraron á rondar por las cercanías de un palacio eternamente desocupado, donde acababa de instalar el gobierno la escuela de enfermeras.
Los restantes viajeros se desparramaran ya por el andén a fin de coger sitio en el expreso, que acababa de llegar y detenerse, vibrante aún de su rápida marcha, en la estación. Vamos advirtió Miranda , vamos, que el tren va a salir.... No sé si hallaremos un departamento desocupado. Emprendieron su peregrinación, recorriendo la línea de vagones, en busca del departamento vacío.
Las noches de estío, esas noches de Julio y Agosto en Sevilla, en que el calor es sofocante, acude un público bastante numeroso al paseo del Salvador en busca de alguna agradable brisa; allí se pasa las horas tranquilamente el desocupado, viendo á los corros de niños que juegan, á la gente joven que pasea, á los viejos que dormitan ó á los que toman sorbetes y refrescos en los puestos de agua, siendo aquel, campo muy aproposito para conquistas de niñeras y criadas de servicio que incautamente creen en las promesas de chicucos domingueros y militares sin graduación.
Sumergido toda su vida en el golfo de los intereses materiales, trabajando, comerciando, lucrándose y no tratando más que con hombres que hacían lo mismo, no se le presentó nunca a la imaginación la idea de Dios, del alma y de la otra vida. Ahora, viejo ya, sereno, desocupado, se filtraron de rondón cuando menos podía esperarse en su espíritu financiero.
Pero ¿qué relación podía existir entre los sentimientos de afección de Juan y el amor de Huberto? No la veía, y, sin embargo, la afección reciente no sofocaba en su corazón el antiguo sentimiento. En fin ¿si Huberto Martholl pedía su mano, diría que sí? Y sus padres ¿qué pensarían de este joven? Era un desocupado, un inútil. He ahí algo que no le gustaría al señor Aubry.
ii Por lo dicho se habrá comprendido que el Delfín era un hombre enteramente desocupado. Cuando se casó, hízole proposiciones don Baldomero para que tomase algunos miles y negociara con ellos, ya jugando a la Bolsa, ya en otra especulación cualquiera. Aceptó el joven, mas no le satisfizo el ensayo, y renunció en absoluto a meterse en negocios que traen muchas incertidumbres y desvelos.
Currita vio desde la puerta el extremo de un banco desocupado y ante él se arrodilló, haciendo uno de esos garabatitos con que creen ciertas damas santiguarse, cruzando las manitas sobre el respaldo, inclinando la cabeza con mucha devoción y poniéndose a registrar con el rabillo del ojo todo cuanto había y pasaba dentro de la capilla... ¡Prodigio maravilloso de la perspicacia y fuerza comunicativa de la grey femenina!... Cuatro minutos después, no quedaba en el extenso recinto una sola alma más o menos pía que no hubiera atisbado la entrada de Currita, sin que fuese necesario para ello más que alguno que otro suave cuchicheo, alguna que otra disimulada seña, alguno que otro libro devoto o rosario bendito que rodaba por el suelo, para dar ocasión a la dama que lo recogía de lanzar una rápida mirada con el mayor disimulo.
Delante de la puerta se veía un pórtico rústico cubierto de rosas trepadoras, y fuera, sobre un lado del camino, un viejo sillón Windsor, que parecía que acababa de quedar desocupado. Mientras examinaba la fotografía junto de la luz, la hija del muerto leía rápidamente el documento que su padre había escrito.
Alfonso, si es económico, podrá pasar con cuatrocientos pesos el invierno en Nápoles, pero como es joven y de imaginación viva y ardiente, ¿qué va a hacer entregado a sí mismo en los países lejanos? Yo, que aspiraba a verle partir, aspiro ahora a verle volver; durante el día, lo recomiendo veinte veces a la protección divina, ¡Qué desgracia es tener un hijo desocupado!
Palabra del Dia
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