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Actualizado: 29 de junio de 2025
Y como lo dijo lo hizo, sacándolas de un gran cartapacio que estaba sobre una mesita contigua a un caballete desocupado.
Mi padre no se explica que pueda haber alguien desocupado: hay que perdonarle esta preocupación, de la que yo participo, porque siempre ha dado el ejemplo de una incesante labor y de la mayor actividad. Usted sabe sin duda que, siendo huérfano y sin recursos, edificó con sus propias manos e hizo prosperar la casa que representa hoy nuestra fortuna.
Cuando estoy desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual comunica una puerta falsa de mi jardín.
El ascensor marchaba admirablemente, y para demostrármelo, la portera me aseguró que tres días antes, aquella perfecta maquinaria había matado al inquilino del tercero. Por eso tenemos el piso libre añadió. La historia del piso no era muy seductora; pero un inquilino tiene que estar en Madrid dispuesto a todo. ¿Y cuánto renta el piso desocupado? inquirí.
A don Pedro Nolasco le sucedía lo propio, y hasta rompió a hablar con los contertulios y se permitió ciertos vaticinios risueños acerca de la enfermedad del viejo amigo y casi pedazo de su alma... precisamente en el instante en que mi tío saliendo de su modorra pertinaz y después de recorrer la estancia con los ojos azorados, dijo entre angustias de la respiración, como si no le cupiera ya en el pecho una burbuja de aire sin haberle desocupado de otra igual: Ahora... ahora es la de irse de veras, hijos míos, y la de prepararme al viaje en toda regla.
En esto, llegaba ya la noche, y, al cerrar della, llegó a la venta un coche, con algunos hombres de a caballo. Pidieron posada; a quien la ventera respondió que no había en toda la venta un palmo desocupado. -Pues, aunque eso sea -dijo uno de los de a caballo que habían entrado-, no ha de faltar para el señor oidor que aquí viene.
Había salido temprano a comprar varias cosillas, o si se quiere, había salido por salir, por ver aquel Madrid tan bullicioso, tan movible, espejo de tantas alegrías, con sus calles llenas de luz, sus mil tiendas, su desocupado genio que va y viene como en perpetuo paseo.
Sí respondí un poco pensativa, la solterona, tal como tú la pintas, vive en un martirio perpetuo. Todo el calor desocupado de su corazón se transforma y se pierde... Da en hiel lo que hubiera debido prodigar en miel... ¡Pobre solterona!... Sí, por lo mismo que compadezco con toda mi alma a esas víctimas de la vida, no querría, hija mía, verte tomar un camino semejante...
Cuando transcurren algunos minutos sin que pasen vehículos, vuelve al lado de los viejos para animarlos con su energía. Ella los instalará en un carruaje; pueden descansar tranquilos. De pronto salta en medio del bulevar. Viene mugiendo un automóvil del ejército, desocupado y enorme, á toda fuerza de su motor.
Sería pueril, inocente, a los ojos de un mundano muy corrido, aquél mi estado psicológico; pero lo cierto era que ya no me creía solo ni desocupado en Tablanca, ni a oscuras, triste y en silencio en la casona; y esto, algo más valía que la credencial de «hombre incombustible», otorgada por otro, esclavo infeliz quizá de esa y otras preocupaciones semejantes.
Palabra del Dia
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