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Actualizado: 3 de junio de 2025
Precisamente Goethe le escribió para no matarse y como desahogo.
¡Socorro! gritó Antonio haciendo ademán de meterse debajo de la mesa. Entre Velázquez y Frasquito la sujetaron. No pudiendo echarle mano, volvió á sentarse y desahogó su cólera en un torrente de palabras feas y maldiciones que al cabo concluyeron por alterar los nervios de la otra mujer que allí había.
Al poco tiempo subia en un ómnibus que me llevó al Palacio Real, y luego en otro que tenia la carrera de San Club, haciendo escala en el arco de la Estrella. Allí me apeé y seguí hasta el bosque de Bolonia. El bosque de Bolonia no es un paseo, propiamente hablando: es una selva que tiene leguas de extension: es el desahogo de las gentes de carruaje que van allí, como se va á tomar aires al campo.
El método riguroso, la conducta ordenada, habían conseguido darle una robustez relativa; de suerte que, al trasladarse a la fonda, se hallaba bastante fuerte para disfrutar de la vida. Por otra parte, su curador le pasaba una muy bastante cantidad para sostenerse con desahogo.
Pero no debió ser grande el desahogo, porque la criatura tornó á llevar sus diminutas manos á la garganta, gritando con más ansiedad: Me apieta, mamá, me apieta. No es sierto exclama la institutriz; la servilleta está bien puesta. No sea usted mimosa, señorita, ó la enserraremos mientras se come.
Habíase educado en un colegio de jesuitas, permaneciendo allí hasta los diez y ocho años, casi los que ahora representaba, aunque hubiese cumplido los veintitrés. Sus maestros le habían inculcado tan profundamente el sentimiento religioso, que apenas vivía más que para darle desahogo.
Siguió Maximiliano descargando su corazón, que otra coyuntura de desahogo como aquella no se le volvería a presentar, y por fin la niña estiró el brazo izquierdo sobre la mesa, y como estaba tan fatigada del ajetreo de aquel día y de los coscorrones, hizo del brazo almohada y reclinó su cabeza en ella.
Y habrán quedado a comer, los dos, para luego seguir conversando; por eso me ha dicho el sirviente que no volvería antes de la una". Y Muñoz experimentaba una nueva y muy extraña sensación de desahogo revolviéndose en el corazón, mediante tales conjeturas, el puñal atravesado de los celos. Pero no había andado veinte pasos por la acera, cuando vio llegar a Julio en un carruaje.
Marcial imitaba con los gestos de su brazo y medio la marcha de las escuadras, la explosión de las andanadas; con su cabeza, el balance de los barcos combatientes; con su cuerpo, la caída de costado del buque que se va a pique; con su mano, el subir y bajar de las banderas de señal; con un ligero silbido, el mando del contramaestre; con los porrazos de su pie de palo contra el suelo, el estruendo del cañón; con su lengua estropajosa, los juramentos y singulares voces del combate; y como mi amo le secundase en esta tarea con la mayor gravedad, quise yo también echar mi cuarto a espadas, alentado por el ejemplo, y dando natural desahogo a esa necesidad devoradora de meter ruido que domina el temperamento de los chicos con absoluto imperio.
Habiendo sido enviado por el rio Azul arriba, hácia el norte, algunos que sondasen las aguas, por si acaso se hallase un vado mas facil, porque en verdad no convenia pasar por el paso nuevo, ni tampoco por el que tenian fortificado con centinelas los Portugueses, para que de esta suerte el enemigo fuese acometido mas inopinadamente, y toda la tropa vadease el rio sin obstáculo y repugnancia, mas facilidad y desahogo.
Palabra del Dia
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