United States or South Sudan ? Vote for the TOP Country of the Week !


MANIL. ¡Por Dios, que si al cuerpo dejas, Que ella le venga a perder! No te digo que no penes, Mas que para poder dar Fuerzas a tan buen penar, Tendrás más si a comer vienes; Porque el que bien ha comido, Más peso llevará a cuestas. ABIND. Tu inocencia manifiestas, Tu libertad y tu olvido. Vete con Dios, Maniloro, Y déjame aquí morir.

No vinieron.... Ya sabes: como doña Carmelita está un poco mala.... ¿De qué? pregunté inquieto. Lo de siempre.... Los achaques.... Anda, que te están esperando. Dame la maletita. ¿No dejas nada? No; mañana temprano vendrás por el baúl. En marcha. A la salida me despedí, muy de prisa, de mis compañeros de viaje. Andrés no dejaba de verme ni de acariciarme. A cada paso me decía.

Todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno; el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína, desta manera: -Anda, caballero que mal andes; por el Dios que crióme, que, si no dejas coche, así te matas como estás ahí vizcaíno.

¡Y te vas! exclamó mi tía Pepa. ¿Te vas y nos dejas? Es preciso. Comprendo que esto ha de ser muy penoso para ustedes.... Lo comprendo, ya he pensado en ello, pero ¿qué hacer? ¡Ahora que estamos solas, cuando Angelina acaba de irse... cuando después de tantos años de ausencia has vuelto a nuestro lado!

Cada acción tiene un punto de vista desde el cual debe juzgársela, lo cual prueba la gran variedad de las perspectivas del alma humana... ISIDORA. Yo siento algún remordimiento... JOAQUÍN. Porque no has hecho un análisis frío del hecho en y te dejas llevar de la rutina. JOAQUÍN. La besé mil veces, y aun creo que se me escapó una lágrima, cosa en desusada.

Ven, señora, y si, en lugar de los palacios de cristal que en el profundo mar dejas, como una de sus habitadoras, hallares en nuestros ranchos las paredes de conchas y los tejados de mimbres, o, por mejor decir, las paredes de mimbres y los tejados de conchas, hallarás, por lo menos, los deseos de oro y las voluntades de perlas para servirte.

Insisto en que mi hermana y mi madre no sean herejes. ¿Y en que nuestro padre se muera a fuerza de disgustos y por falta de cuidados? A quien como él hace tan poco caso de la salvación del alma, debe importarle poco la vida. ¡Basta! No blasfemes. Se acabaron las contemplaciones. Elige, y responde categóricamente. ¿Nos dejas en paz o te marchas? ¿ o no?

Por ahora, lo que tienes es un miedo atroz a la fantasma de tu mujer. No es miedo; pero no quiero que pudiendo evitarlo nos den una desazón en tonto. ¿Y dónde me dejas el tratarnos a cuerpo de rey? Chica, ¡qué cuarto! Hay un sofá retorcido para sentarse dos y comerse a besos... Nada más que mirarlo da vergüenza. Lo que dará serán ganas de sentarse. Anda, paloma, ¿vendrás?

Os escribiréis como novios; una ausencia larga reanima el amor. Además, puedes enviarla dinero para el sostenimiento de su vida. De todos modos, harás por ella mucho más que si te matas ó te dejas llevar á la cárcel... ¿Quieres venir? Quedó pensativo Torrebianca largo rato. Después se levantó é hizo una seña á Robledo para que esperase, saliendo de la biblioteca.

, se apoyaba el pobre viejo con cariño, confianza, y con la fuerza con que se deja caer un muerto. Parecía aquello la abdicación de su pensamiento, de toda iniciativa. Tomás, necesito que me aconsejes. Soy muy desgraciado; escucha... Y ahora mucho cuidado; mira lo que vas a hacer. ¿ no entras? No, no.... Tengo prisa, tengo que hacer. ¡Me dejas solo ahora!