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Sobre un fondo claro se elevaba una elegante silueta de niña, cuyo vestido corto dejaba ver las finas piernas y estrechos pies calzados con zapatitos de charol. Recordó que cuando se parecía a aquella chicuela, Juan era su gran amigo. ¡Y qué dulce y complaciente gran amigo! Siempre dispuesto a satisfacer sus deseos, sin cansarse jamás de sus caprichos.

Me dieron ganas de morir, un deseo vago y dulce de morir, que entonces, como ahora, surge en mi corazón, no solamente en momentos de angustia, sino también cuando me considero feliz: grata inclinación al suicidio, en la cual no he parado mientes hasta después de cumplir los treinta años, y, que, como digo para , riendo tristemente, es la nota trágica de mi carácter, de este carácter mío, llevadero, resignado, benévolo y complaciente.

Estaba seguro, porque se lo decía la conciencia, de que pocas horas más tarde, cuando el cuerpo estuviese repleto y la fantasía excitada por el vino y el café, y acaso por la música de Minghetti y Emma, de nuevo sería él aquel Bonifacio corrompido, complaciente, bien hallado con la especie de amor libre que se le había metido en casa.

Yo debía haber ido también, y con efecto... Con efecto dijo Miquis repitiendo el estribillo de su amigo , veníamos... Ya me parece que hablé a usted de ello la semana pasada. Estos dos amigos, esta señorita y este caballero, desean ver el palacio de Aransis. Cuentan que es tan hermoso...». Alonso era complaciente.

Su comunicativa alegría, su espíritu conciliador, y el talento para organizar e inventar travesuras, que poseía en grado sumo, hacían de él un irreemplazable compañero, amenizaban nuestra existencia y alimentaban mi amor. Diestro, hábil, complaciente, se prestaba a todo, y todo sabía hacer.

Los vecinos del pueblo, que miraban con afición al comandante, o más bien al comendante, que era como le llamaban, y que al mismo tiempo conocían sus apuros, hacían cuanto podía para aliviarlos. No se hacía matanza en casa alguna sin que se le enviase su provisión de tocino y morcillas. En tiempo de la recolección, un labrador le enviaba trigo, otro garbanzos; otros le contribuían con su porción de miel o de aceite. Las mujeres le regalaban los frutos del corral; de modo que su beata patrona tenía siempre la despensa bien provista, gracias a la benevolencia general que inspiraba don Modesto; el cual, de índole correspondiente a su nombre, lejos de envanecerse de tantos favores, solía decir que la Providencia estaba en todas partes, pero que su cuartel general era Villamar. Bien es verdad que él sabía corresponder a tantos favores, siendo con todos por extremo servicial y complaciente. Levantábase con el sol, y lo primero que hacía era ayudar a misa al cura. Una vecina le hacía un encargo, otra le pedía una carta para un hijo soldado; otra, que le cuidase los chiquillos, mientras salía a una diligencia.

No era la lánguida y complaciente enamorada: ni era tampoco la penitente mística; era la maja de rompe y rasga, insolente y soberbia, capaz de herir con groseros y ponzoñosos insultos, y capaz de matar con la llama fulmínea de sus ojos, cuando no con puñales. Vete, huye exclamó apártate de mi presencia.

Marido más complaciente y sufrido que Pablo Aquiles, no se ha visto; no tenía voluntad propia, y era manejado por su mujer como obediente maniquí, dándose el espectáculo de que él cuidara del niño y le llevara en brazos, haciendo arrorró y pasara junto a la cuna, muchas noches, sin dormir.

El destino se había mostrado con él por demás complaciente, pues obtuvo el triunfo mucho antes de lo que esperaba. Nunca, mientras era humilde guarda general y atravesaba solo los bosques de Val-Clavin, nunca se había atrevido a imaginar que llegaría a lo más alto de la escala administrativa.

Nunca se había atrevido á confesar este misterioso efecto; pero Velázquez llegó á notarlo, y como era hombre complaciente cuando no se tocaba á su orgullo, procuraba evitarle el disgusto; tanto más, cuanto que tampoco era muy inclinado á mostrar esta habilidad, que juzgaba poco varonil. Á este inexplicable efecto uníase ahora otro que se explicaba perfectamente.