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Actualizado: 24 de junio de 2025


No se ve la escena, porque lo impide el humo de la cocina que sale á borbotones por el balconcillo, conductor único que para él hay en la casa. La mujer del tío Bolina está clavando unas rabas de pulpo en la pared de su balcón, para que se oreen.

Trató de dormir inútilmente; levantose, se paseó por el aposento, y al despuntar el día, deseando refrescarse durante un momento con el aire de la mañana, abrió el balcón... Cuál no sería su sorpresa al ver a la puerta el carruaje del Conde, que, por lo visto, había pasado allí toda la noche... Los caballos piafaban en las piedras, aguijoneados por la impaciencia y el frío, mientras que el cochero dormía en el pescante...

Allí podemos admirarla cuando cruza en carretela bajo las célebres alamedas del Salón y de la Bomba, entre perpetuos verjeles; ó cuando echa pie á tierra y luce su garbo y su elegancia por la alegre Carrera de Genil, frente á la cual sonríen embelesadas las eternas nieves de la vecina Sierra, que parece toca uno con la mano; ó bien la encontramos asomada, como una flor más, á un balcón natural de rosas y alelíes, en aquellos cármenes escalonados por las laderas de todas las colinas, desde cuyas alturas corren, triscan y saltan mil arroyos bullidores, como otros tantos duendes que minan los cerros, las calles y las casas de la ciudad, creando pensiles en todas partes.

Hacía quince años que no había venido a Madrid; está aturdido. Dice que Petrel es mejor que esto. Creo que tiene mucha razón. Yo pienso continuamente en Petrel. Y de lo que más me acuerdo, ¿sabes de lo que es? »No te lo digo. Adiós, hasta mañana. ...En el balcón luce, imperceptible, opaca, tenue, una ancha faja de la claror del alba. Y en la puerta, de pronto, oigo un persistente tarantaneo.

Aquella era la puerta por donde debía salir Alonso del Camino, y por la que salió descolgándose por el balcón á la huerta del convento. Apenas había cerrado el balcón el padre Aliaga, cuando se abrió la puerta de la celda, y apareció la cabeza del hermano Pedro. Un gentilhombre que viene de palacio dijo , quiere hablar con vuestra paternidad.

Tomando la sillita baja, que usaba cuando cosía, la colocó junto al balcón. Le dolía la cintura y al sentarse exhaló un ¡ay! Para coser usaba siempre gafas. Se las puso, y sacando obra de su cesta de costura, empezó a repasar unas sábanas.

¡Burr! hizo tiritando un hombre envuelto en una capa y calado un ancho sombrero, que había salido del balcón ; hace una noche de mil y más diablos.

Hermanita no decía palabra. Se le habían puesto los ojos muy negros y grandes como para contener algo que se salía a ellos. Ella, que no miraba hacia el balcón, sentía que Juan Jerez había tenido puesta buen tiempo su mirada larga y bondadosa en Sol.

Aquí debe haber mucho fondo contesté yo. Me acordaba de lo que decía Yurrumendi. ¿Qué hacemos entonces? ¿Salir de este agujero? preguntó. Recalde estaba deseándolo. Echa el ancla ahí arriba, a ver si se sujeta le dije yo, indicando aquella especie de balcón. Lo intentamos, y a la tercera vez uno de los garfios quedó entre las piedras. Subí yo por la cuerda a la plataforma, y después él.

El tío miraba atentamente el cortinaje del balcón y las piernas de Andresito, que era lo único visible de la pareja. En un momento que Concha cesó de teclear, oyó la voz de Amparo, que sonaba lejana, como amortiguada por las cortinas. Pero Andresito... ¡si somos tan jóvenes! ¡Jóvenes! ¿Y qué importaba eso? Para el amor no hay edades, así como tampoco existían clases.

Palabra del Dia

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