Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
Aunque de España alejado, nunca de la patria lejos, mirando en ti sus reflejos quedó mi afán consolado. ¡Sea loado Dios, que consiguió juntar, pedazos tan divididos, que siempre han de estar unidos aunque los separe el mar. ¡Allá la remota ola besa los lindes de España! ¡Aquí la mar besa y baña tierra también española!
"Un anillo de oro hecho pedazos, Ya no es anillo, pero siempre es oro!" Y nos queda el amor. ¡Lo que no muere! Lo que es igual cuando nos besa o hiere! ¡Rosa inmortal rodeada de espinas! El santo amor que te empujó quimérica A vender tu corona por América, Y a abrirte el corazón por Filipinas.
Liette besa lentamente los hermosos ojos, tan confiados, tan dulces, tan poco hechos para las lágrimas; envuelve en una caricia maternal a la joven acurrucada en su seno como un tímido pajarillo y su mirada, severa por primera vez, se fija en el conde, mudo y cortado ante aquel gracioso espectáculo. ¡Amela usted mucho al menos! dice con un acento cuya amargura él solo comprende.
Pero vamos a defender su honor, que no puede defender por sí mismo. ASTOLFO. Sí, no es él. Ahora lo veo bien. EL CONDE. ¡Silencio! Coge tres hombres... de los que tengan más hambre: el hambre doblará sus fuerzas... ¡Ah, villano, cómo besa a mi hija, a la novia del pobre duque!... Sí, coge tres hombres y acechad a ese intruso.
A veces pienso que obré mal, y otras me creo libre de toda culpa. ¿Es pecado la misericordia? Cuando miro dentro de mí, misericordia y nada más encuentro. Perdone la letra, que me tiembla mucho el pulso. Conteste pronto por caridad, que nos vamos luego y antes quisiera tener carta de usted. Besa su mano su hija respetuosa en Jesucristo.
Lo besa, juguetea con él como una gata, y al mismo tiempo se da el placer de seguir con el rabillo del ojo la impaciencia de sus admiradores, que se mantienen a distancia, ansiosos de juntarse con ella. ¡Criatura ingenua y refinada!... Pero fíjese, Fernando: usted, que me cree poca cosa, y no le falta razón, mire con qué impaciencia me aguardan mis admiradoras.
El día que lo vuelva usted a ver será bien dichosa. Se lo ve crecer y hasta creo ¡Dios me perdone! que está embellecido. Será menos Villanera de lo que me figuraba al principio. La verdad es que parecería cosa del diablo si no tuviese algo de su madre. Es menos huraño; se deja besar y besa; alarga los labios hacia todas las caras con una impetuosidad que sería inquietante en una niña.
Y la vieja, de pronto, le cogió la mano a Pomerantzev y se la llevó a los labios. El se puso muy colorado, como se ponen los hombres que ya peinan canas y tienen arrugas en la cara, y exclamó con indignación: ¡Vamos, señora, vamos! ¿Se les besa la mano a los hombres? Y salió de la estancia. El corredor estaba mal alumbrado. Pomerantzev marchaba lentamente.
Yo, señora, soy vuestro humildísimo servidor que besa vuestros pies, Francisco Martínez Montiño. ¡Ah! ¿sois el cocinero mayor de su majestad? Sí; sí, señora. Pero explicadme... explicadme... porque no comprendo por qué os envía el Santo Oficio de la general Inquisición. Ni yo lo entiendo tampoco, señora. ¿Pero á qué os envían?
Al estrado tercero suben los valientes, a trescientos metros sobre la tierra y el mar, donde no se oye el ruido de la vida, y el aire, allá en la altura, parece que limpia y besa: abajo la ciudad se tiende, muda y desierta, como un mapa de relieve: veinte leguas de ríos que chispean, de valles iluminados, de montes de verde negruzco, se ven con el anteojo; sobre el estrado se levanta la campanilla, donde dos hombres, en su casa de cristal, estudian los animales del aire, la carrera de las estrellas, y el camino de los vientos.
Palabra del Dia
Otros Mirando