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Yo creo que con el tiempo le darás las gracias. Si no te ofendieras añadió con benévola sonrisa, te diría que te hace falta un estímulo como éste para abrirte camino.

Mi querido Jacques replicó Calvat , siento mucho abrirte los ojos y destruir tus ilusiones acerca de tu princesa... Pero... pero puesto que lo quieres, sea... ¿Sabes la pregunta que hace un momento me dirigía la niña a propósito de su excelente madre, de su irreprochable maestra? «Tío decíame , ¿se dan besos los caballeros y las señoras cuando no son marido y mujer?» «Algunas veces... le respondí en ciertas ocasiones... ¿Por qué me preguntas eso, Marcelita?...» «Porque ayer tarde, después de comer, cuando volvía a dar las buenas noches a papá en la sala, vi que el señor de Pierrepont besaba a mamá

En el Cielo, desde donde ahora nos contempla, desaparecen las miserables pasiones y los mezquinos celos, y su perdón es mucho más absoluto y menos personal que el mío; porque, si es preciso decir la verdad, Amaury, si es preciso abrirte el alma del hombre que aquí hace ahora de juez no te absuelvo tan fácilmente, sino con una especie de alegría vanidosa y de ávaro egoísmo.

¿Y quién sois vos para hacerme esas preguntas? dijo á su vez Roger poniéndose en guardia. Quien puede abrirte el cráneo de un garrotazo si tienes tarda la lengua, fué la brutal respuesta. Pero ¿dónde he visto yo antes esa cara?

Hemos, pues, preferido empezar por el desenlace y abrirte las puertas de tu prisión. Ahora estás libre para obrar. La primera parte del drama se termina y va á empezar la segunda.

Por eso me decidí a abrirte enteramente mi alma y a poner en tus manos fieles y seguras la vida de muchos hombres generosos... Yo soy muy débil, Ricardo mío; no soy más que una pobre niña incapaz de luchar ni de resistir... ¡No me abandones..., por Dios, no me abandones!... El joven presintió el peligro mucho más próximo y exclamó: ¡Acabemos de una vez, María, y sepamos de qué se trata!

"Un anillo de oro hecho pedazos, Ya no es anillo, pero siempre es oro!" Y nos queda el amor. ¡Lo que no muere! Lo que es igual cuando nos besa o hiere! ¡Rosa inmortal rodeada de espinas! El santo amor que te empujó quimérica A vender tu corona por América, Y a abrirte el corazón por Filipinas.

Mira, estoy tan cierto de ello, que ya no debes temer que me mate.... No quiero morir, porque que es la ley de las cosas que un día vengas a , y ese día que llegará quiero estar aún en el mundo para abrirte así los brazos.

Escucha: vienes triste como de costumbre; yo estoy más alegre que suelo. ¿Por qué ese color pálido, ese rostro deshecho, esas hondas y verdes ojeras que ilumino con mi luz al abrirte todas las noches? ¿Por qué esa distracción constante y esas palabras vagas e interrumpidas de que sorprendo todos los días fragmentos errantes sobre tus labios? ¿Por qué te vuelves y te revuelves en tu mullido lecho como un criminal acostado con su remordimiento, en tanto que yo ronco sobre mi tosca tarima? ¿Quién debe tener lástima a quién?