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Actualizado: 13 de junio de 2025


Cuando la Reforma se levantó contra la Iglesia católica, el clero secular y regular, aun en la misma Roma, estaba corrompido y viciado y hasta lleno de descreimiento: «sólo el Orden de los jesuítas, añade nuestro historiador, pudo mostrar muchos hombres no inferiores en sinceridad, constancia, valor y austeridad de vida á los apóstoles de la Reforma». A los jesuítas, pues, á su poder persuasivo y al influjo de su palabra, se debió en gran parte la restauración y reverdecimiento en el seno de la Iglesia católica de aquel hondo sentir religioso y de aquella «extraña energía que eleva á los hombres sobre el amor del deleite y el miedo de la pena; que transforma el sacrificio en gloria y que trueca la muerte en principio de más alta y dichosa vida».

Entonces una tierna sonrisa suavizó la austeridad natural de su semblante, y acercándose a su yerno: ¡Venga acá esa mano le dijo ; y cuenta conmigo! Capítulo XXIX María, indispuesta desde antes de ir a la cena, había empeorado y tenía calentura a la mañana siguiente. Marina dijo a su criada, después de un inquieto y breve sueño , llama a mi marido, que me siento mala.

Sebastián conocía sus amores con doña Sol, la había visto, aunque de lejos, y ella había reído muchas veces oyéndole relatar las originalidades del banderillero. Este acogía con un gesto de austeridad las confidencias del maestro. Lo que debe hacé, Juan, es orviarte de esa señora.

Absorto en su austeridad hierática, el país del sacerdote representaba, en tanto, la senectud, que se concentra para ensayar el reposo de la eternidad y aleja, con desdeñosa mano, todo frívolo sueño. La gracia, la inquietud, están proscriptas de las actitudes de su alma, como del gesto de sus imágenes la vida.

Habiendo quedado solo un momento, Delaberge contempla la dormida calle sobre la cual las paredes de la vieja iglesia extienden una sombra de claustro. Y en la fría austeridad de este sitio solitario, la perspectiva de una comida oficial con los notables que habitan en esta ciudad muerta le da un escalofrío de hondo malestar.

La obediencia es una virtud que hará las veces de la austeridad. Estoy seguro de que no me darás el disgusto de resistirte. Elena sonrió y presentó el plato sin decir palabra. Lacante se puso muy contento por aquella sumisión sin echarlas de víctima ni sombra de enfado. Cuando llegué, lo encontré radiante. Es buena muchacha la tal Elenita, querido. Nada gazmoña ni rebelde.

Pero él no se dejaba tentar por la austeridad oratoria; creía que el peso y la medida sin tasa eran cualidades indispensables en la elocuencia, y deseando llenar todo un cuaderno del Diario de sesiones para que allá en su distrito se asombraran ante el interminable batallón de columnas impresas, hablaba y hablaba sin más preocupación que no soltar idea alguna; guardándolas todas con avaro celo, con la certeza de que cuanto más las conservara prisioneras, más larga y solemne resultaría su oración.

Su sorpresa fue, pues, grande cuando Jacobo, con la austeridad de un san Pablo primer ermitaño y la fortaleza de un san Antonio en el desierto, se negó rotundamente a salir del hotel, diciendo que había jurado no pisar el impuro suelo de París, que jamás tomaría en la mano una carta y que no pareciéndole ya conveniente marchar a Madrid a causa del cambio político, había decidido salir a la mañana siguiente para Biarritz, donde pensaba intentar una reconciliación con ¡polaina! ¡con su mujer!...

Y se imponían: don Fernando y doña Brianda por su prestancia, fray Anselmo por su austeridad, doña Inés por su belleza y Guy por su donaire. Naturalmente, en las sobremesas de la antecocina se explicó el caso de la manera más natural. Doña Inés era la prometida del amo; venía a casarse con él. Don Fernando y doña Brianda eran sus padres. Fray Anselmo bendeciría la boda.

Media hora larga le costó al soñador su composición simbólica; mas fue premio de la inspiración y del esfuerzo un noble orgullo de artista satisfecho; sensación que se mezcló enseguida con un enternecimiento austero y en su austeridad voluptuoso, que le hizo inclinar la cabeza, apoyar la frente en las manos y meditar sollozando y con lágrimas en los ojos.

Palabra del Dia

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