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A las prisioneras se les trata con la humanidad con que se me esplicó la prevencion de V.E., no permitiendo se les llegase á su ropa; conduciéndolas á esta, donde quedan distribuidas en casas de mi satisfaccion, para su cuidado y educacion. Dia 15.

Claro está. ¿Crees que vamos á vivir como dos prisioneras? No nos ocultamos, porque no hemos hecho nada malo. Sin embargo, Herminia vió muy bien que se adoptaban todas las precauciones para que ella no pudiese tener comunicación alguna con el exterior. Por la tarde llegó el desagradable Bobart. Comió y enseguida se encerró con la señorita Guichard.

Puestas al anochecer las patrullas avanzadas, que pedian las circunstancias del tiempo y del terreno, en parage rodeado de enemigos, segun lo que habian dicho las prisioneras, á breve rato me dió aviso uno de los oficiales, que respecto de la claridad de la luna habian divisado 6 indios, que habian bajado del cerro á bombearnos, pero que inmediatamente se habian desaparecido: y de la otra banda del rio, me avisó otro oficial de otra patrulla haber divisado algunos enemigos, y que á las dos de la mañana los habia acometido, sin mas suceso que el haber disparado á uno, dicho oficial, su carabina y haberle muerto el caballo, marchándose el ginete, pero herido, segun pensaba, por el parage donde hirió el caballo; no determinándose el oficial á seguirlos hasta el dia, por no caer en alguna emboscada.

Era un continuo transitar de gentes prisioneras, cogidas en el momento en que intentaban salir de la población. Otros habían sido detenidos en el refugio de las tabernas o tropezados al azar en aquel ojeo que envolvía las calles. Algunos eran de la ciudad.

Pero él no se dejaba tentar por la austeridad oratoria; creía que el peso y la medida sin tasa eran cualidades indispensables en la elocuencia, y deseando llenar todo un cuaderno del Diario de sesiones para que allá en su distrito se asombraran ante el interminable batallón de columnas impresas, hablaba y hablaba sin más preocupación que no soltar idea alguna; guardándolas todas con avaro celo, con la certeza de que cuanto más las conservara prisioneras, más larga y solemne resultaría su oración.

Así tambien D. Melchor Frias y Castellanos, á la cabeza de los indios fieles de los pueblos de Mañazo, Vilque, Cavana, y Cavanilla, que se habian presentado ofreciendo sus personas en servicio del Rey, recorrió el camino real de Arequipa, y logró derrotar una partida de ladrones, mandados por un indio llamado Juan Mamani, que lo tenian interceptado, quitándole la vida á él y á muchos de los suyos, despues de una obstinada resistencia; de cuyas resultas quedaron libres 20 mugeres españolas que estaban prisioneras, y los indios fieles se apoderaron de un considerable despojo, procedente de lo mucho que habian robado de los pueblos y caminos.

Eran esclavos de su propia grandeza: la casta traía para ellos, con los honores, la desgracia. ¡Y siempre sería lo mismo!... Los muertos eran los únicos que gobernaban lo existente. Los primeros seres que iniciaron una acción para vivir formaron con sus actos la jaula en que habían de moverse prisioneras las sucesivas generaciones.

Las prisioneras, aprovechando el momento en que sus guardianes no las observan, se apoderan de sus armas y se refugian en una torre situada en el camino, en la cual se fortifican. Cuando las exhortan á que se rindan, aparecen en lo alto de la torre, y Leonor dice, en nombre de todas, lo siguiente: Cuando firmó esta afrenta Mauregato, Fué condición, en fin, fué ley, fué trato,

Bien queria yo haber proseguido con otras empresas, pero me precisado á no internarme mas: lo primero, por contemplarme muy falto de caballada, que en una marcha tan larga y de caminos tan fragosos la miraba muy aniquilada: lo segundo, por estar cerciorado de las prisioneras, que por todas aquellas serranias eran muchas las tolderias é indiadas que habia: y lo tercero, el tener presente la proximidad de las cosechas de este país.

Las tristes palmeras, sujetas al suelo por largos hilos de alambre, como prisioneras engrilladas ante el temor de una evasión al trópico, salúdanla de lejos, agitando sus penachos amarillos.