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Actualizado: 27 de julio de 2025
Quizá en marzo, si logro arreglar las cosas. Ya se lo he dicho a Jorge y está conforme. Hijita, tienes un marido ideal. Así es, gracias a Dios. Pero hablemos de tí. Tú llevas algún plan a Mar del Plata. ¡Marianela!... Ninguno, ¡qué cosas tienes!... No seas gazmoña, Margarita. ¿Qué tiene ello de particular? Es la cosa más natural.
La obediencia es una virtud que hará las veces de la austeridad. Estoy seguro de que no me darás el disgusto de resistirte. Elena sonrió y presentó el plato sin decir palabra. Lacante se puso muy contento por aquella sumisión sin echarlas de víctima ni sombra de enfado. Cuando llegué, lo encontré radiante. Es buena muchacha la tal Elenita, querido. Nada gazmoña ni rebelde.
El catalán, atento a los repulgos de la muchacha, murmuraba: niña de los muchos novios, que con ninguno te casas; si te guardas para un rey cuatro tiene la baraja. De aquí surgían desazones entre sobrina y tía. La vieja la trataba de gazmoña y papahostias, y la chica rompía a llorar como una bendita de Dios, con lo que enfureciéndose más aquella megera, la gritaba: ¡Hipócrita!
Pero como es preciso transigir un poquito con las costumbres, que exigen cierta licencia, suele írseme la mano en esto del rigor. Ya ve usted, a casa suelen venir algunas personas muy distinguidas, honestas y prudentes, sí, pero de mundo. Necesito contemporizar con ellas, por no aparecer gazmoña, intolerante y extremada.
Sería engañar a Dios, engañar al Magistral pensar en ese hombre ni un solo instante, ni siquiera para compadecerle.... ¡Oh! ¡qué hipócrita, qué gazmoña miserable sería yo si tal hiciera! ¡Qué romanticismo del género más ridículo y repugnante sería el mío, si después de tanta piedad que yo creí profunda, vocación de mi vida en adelante, volviera una pasión prohibida a enroscarse en el corazón, o en la carne, o donde sea!... ¡No, no! ¡Ridículo, villano, infame, vergonzoso, además de criminal! ¡Mil veces no!
Eso de la moral debe de ser cosa de herencia, como la escrófula y el herpetismo; yo, por más que me palpo, no encuentro haber recibido con la sangre de mis antepasados esa moral gazmoña de que otros hacen gala. Reconozco que la chica va a quedar en situación molesta por algún tiempo, ante los ojos de la gente. Pero vendrá el olvido, y vendrá muy pronto.
Pero si lo es o no lo es, ¿a mí qué me importa? Yo no me quejo de la reina ni del cura. De quien me quejo es de aquella embustera gazmoña de doña Inés, que es la que ha armado contra mí todo este gatuperio. Ella me las pagará. ¡Voto a Cristo que me las pagará!
Palabra del Dia
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