Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de junio de 2025
En fin, hacia la media noche, me invadió una somnolencia irresistible y me dormí con la frente apoyada sobre la mano. Repentinamente fuí despertado por no sé qué lúgubres estremecimientos; levanté los ojos y sentí pasar un escalofrío por la médula de mis huesos.
A las doce menos cuarto llegó la condesa de Albornoz, imponiendo a todo el mundo su desvergüenza y su cinismo, haciendo fango en el mismo cieno, según la enérgica expresión de un historiador antiguo. Venía apoyada en el brazo de Juanito Velarde y caminaba a retaguardia su marido.
Espera un poquito..., tengo que decirte una cosa... Te la voy a decir muy bajo para que no se entere nadie..., nadie más que tú... Ricardo, me alegraría que el mar subiese ahora de pronto y nos sepultase para siempre... Así estaríamos eternamente en el fondo del agua, tú sentado y yo apoyada en tu regazo con los ojos abiertos... Entonces, sí, me dormiría a ratos y tú velarías mi sueño, ¿no es verdad?
Quedó el féretro sobre una gran tabla apoyada en la borda. El buque había aminorado la marcha. Desde lo alto del puente, alguien oculto en la obscuridad seguía la ceremonia. A usted le toca, padre dijo don Carmelo. Se quitó el birrete don José, y todos quedaron igualmente con la cabeza descubierta.
Entonces el doctor hizo un ademán y ella dijo, como queriendo contestar de antemano a una objeción que esperaba: » Recuerde usted, papá, su promesa. Me dijo usted que me permitiría pasear por el jardín. » Sí, y lo permito con gusto; pero procura no andar muy de prisa. » Padre mío dije yo, recomiende usted a Magdalena que vaya apoyada en mí.
Avida de ambiente puro, abrió un balcón que daba al huerto, y apoyada de pechos en la barandilla, respiró con fuerza, larga y deleitosamente el aire fresco del amanecer. ¡Qué sol tan hermoso!... Y en su alma, ¡qué dulcísima paz! Ruiloz halló a la enferma igual que la víspera.
Morales iba á seguir disparando su mauser, pero Jaramillo, que estaba, como él, con una rodilla en tierra y la cara apoyada en la culata del fusil, le dijo á gritos, para dominar con su voz el estruendo de las descargas: Es inútil que tires; no lo matarás. Ese hombre tiene un payé de gran poder. Habían desembarcado, cerca de media noche, en el muelle de la ciudad.
La Villasis, apoyada en la ventana, seguía con la vista los juegos y carreras de aquel bello ángel, que ocupaba y llenaba por completo su corazón, con ser este tan grande. Era aquella niña su nieta, hija de su única hija, muerta al darla a luz cinco años antes, y huérfana también de padre.
De esta manera, con incomparable gozo y júbilo de los españoles, se desterró y exterminó totalmente de toda aquella provincia de Santa Cruz de la Sierra esta infame mercancía, que apoyada de la codicia se había mantenido allí de pie firme, con gran dolor de los celosos.
Al ver a la joven, apoyada en el brazo de Delaberge que iba atento y sonriente, Simón pareció sentir una impresión desagradable. Se oscureció su rostro y con una gran frialdad saludó de nuevo al inspector general. Pasaron todos al comedor y se sentaron a la mesa. Comenzó la comida en medio de un frío malestar.
Palabra del Dia
Otros Mirando