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Actualizado: 15 de junio de 2025


Don Fadrique, como si anhelase apartar de tristes y enojosos pensamientos, impropios de su carácter y risueña filosofía, se pasó la mano por la frente, y creyendo que recobraba su serena y alegre condición, dijo en voz alta: Hola, ilustre poeta, ¿qué nuevo idilio compone V. en estas soledades? Don Carlos se levantó del asiento, y yendo hacia los recién venidos, dijo: Buenos días, Sr.

El Mapono se hubo de volver loco de dolor al ver esta determinación tan resuelta del capitán, de que no le pudo apartar con toda la fuerza de sus palabras diabólicas; habló con grande energía á los soldados para que ejecutasen el orden como el demonio quería, porque si no saldrían vanas todas sus diligencias y se escaparía de sus manos aquel enemigo jurado de su Dios.

Pero entrando en la plena conciencia de la realidad, comprendió lo absurdo de su pregunta. Al día siguiente, en medio de la agitación que trajeron los preparativos del acto religioso, ya no le fue posible apartar su pensamiento de la terrible obsesión. Muñoz ahora se le antojaba un extraño, un hombre a quien no hubiese tratado nunca.

Después, sin poder apartar de su mente el crimen de su hermano, increpaba a este con las frases más duras. Algo había en lo íntimo de su ser que representaba como una tímida aprobación del intento de Mariano, si no de la forma en que fuera realizado. Pero no, el crimen y la barbarie no hallarían jamás en su espíritu benevolencia ni simpatía.

Allí estaba dentro de un marco de verdura la Virgen María Inmaculada, con su propia cara, sus propios ojos, que al mirar ponían en mismos toda la hermosura del cielo. La Nela se quedó muda, petrificada, y con una sensación que era al mismo tiempo el fervor y el espanto. No pudo dar un paso, ni gritar, ni moverse, ni respirar, ni apartar sus ojos de aquella aparición maravillosa.

»¡Insensatos! No saben ustedes que esa unión, en otro tiempo permitida, es hoy imposible; que la dama más noble de Nápoles, la sobrina del duque de Arcos, la condesa de Pópoli, no puede contraer matrimonio... »¿Con un hombre sin nobleza y sin nacimiento? exclamé sonriendo. »No replicó Teobaldo, sin apartar la mirada de su amigo, que, con la vista fija en tierra, parecía aterrado.

Empezó entonces para Barbarita nueva época de sobresaltos. Si antes sus oraciones fueron pararrayos puestos sobre la cabeza de Juanito para apartar de ella el tifus y las viruelas, después intentaban librarle de otros enemigos no menos atroces.

Ciego de furor, pálido como la muerte, trémulo, y con extraviados ojos, se sentó, tomó la pluma y salpicando á diestra y siniestra grandes manchurrones de tinta, acribillando el papel con los picotazos de la pluma, enjaretó lo siguiente: «: hay que apartar de la gestión de los negocios públicos á esos hombres funestos, que han usurpado el poder de una manera nunca vista en los anales de la ambición; á esos hombres inmorales, que han extendido á todas las esferas administrativas sus viciosas costumbres; á esos hombres que escarnecen al país con sus improvisadas fortunas.

Marta le escuchaba con atención profunda, revelando en su semblante todas las fases de la indignación; tiraba cada vez con más fuerza de las sábanas y las doblaba atropelladamente sin apartar los ojos de los del narrador.

D. Manuel. ¿Y usted, cómo está? repuso Mariquilla, sin apartar los ojos de Florentina. Yo tan campante, ya ves . Esta es mi hija. ¿Qué te parece? Florentina corría detrás de una mariposa. Hija mía, ¿a dónde vas?, ¿qué es eso? dijo el padre, visiblemente contrariado . ¿Te parece bien que corras de ese modo detrás de un insecto como los chiquillos vagabundos?... Mucha formalidad, hija mía.

Palabra del Dia

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