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Actualizado: 11 de junio de 2025


Quizá un pensamiento de ambicion fué causa de la derrota de Cárlos Alberto; quizá la ambicion que en Novara se mostró fué orígen de deplorables acontecimientos... ¿Quién sabe si á no ser por ella Milan y la heróica Venecia no hubieran sacudido su ominoso yugo?

Somos el juguete de Inglaterra, que satisface el odio que siempre ha sentido hacia la casa de Austria, y de otra parte la Francia ayuda á los Países Bajos, para que entretenida España con una guerra desastrosa no pueda influir en sus negocios. Inútil la tentativa de ceder la soberanía de los Países Bajos al archiduque Alberto y á su esposa la infanta doña Isabel; continúan los desastres.

¡Eh! ¡Caballero! ¡Alto ahí! exclamó Alberto, que aún conservaba en la mano la pistola de Amaury. ¿Será usted capaz de irse sin que dispare contra usted? ¡Ah! Es verdad, se me olvidaba. Perdone usted, caballero... ¿Quiere usted medir la distancia?... No hay necesidad repuso Alberto. Ya está usted bien ahí mismo; no se mueva.

Pensamiento que vuelas Más que las aves, Llévale ese suspiro A quien sabes; Y dile á mi amor Que tengo su retrato En mi corazón. A la rama más alta De tu amor subí; Vino un aire contrario Y al suelo caí; Que esto sucede Al que en alas de cera Al sol se atreve.» V. las Poesías de D. Alberto Lista, primero que las ha compuesto.

Felipe se quedó parado y tieso como un poste al ver que Alberto le apuntaba. ¿Qué va usted a hacer? exclamaron corriendo hacia él, el procurador y el conde de Mengis. Pero no tuvieron tiempo de impedir que disparara. Sonó el tiro y el sombrero de Felipe rodó sobre la hierba, con un agujero en el mismo sitio en que lo tenía, el de Alberto, horadado, como sabemos, por la bala de Felipe.

Tal es la triste historia del olvidado Alberto Glatigny, llamado á ocupar algún día entre los poetas líricos franceses del siglo XIX un puesto de honor. VIRGINIA D

Al aparecer Alberto, temió que gritase también aquella mujercita vestida de luto que tenía á su lado. Pero era silenciosa en su dolor. Contempló la visión con unas pupilas agrandadas é inquietantes, que hacían recordar los ojos de los aficionados á la morfina. Cerraba los labios con fuerza, y por ambos lados de su boca corrían dos hilos de lágrimas.

Coronel Andrés Hernández. Coronel Roberto Méndez Peñate. Coronel Manuel Lores. Coronel Aurelio Hevia. Coronel Cosme de la Torriente. Coronel Carlos Mendieta. Coronel Baldomero Acosta. Coronel Manuel Miares. Coronel Francisco Martínez. Coronel Octavio Giberga. Comandante Alberto Barreras. Capitán José Aranda. Teniente Francisco Aranda. Sr. Antonio Pardo Suárez. " Erasmo Regüeiferos.

General Eusebio Hernández. General Enrique Loinaz del Castillo. General Salvador Cisneros Betancourt. General Manuel Piedra. General Gerardo Machado. General Domingo Méndez Capote. General Fernando Freyre. General Alfredo Rego. General Pedro Delgado. General Agustín Cebreco. General Alberto Nodarse. General Eduardo Guzmán. General Manuel Delgado. General Carlos González Clavel.

Porque dando en ellos los infieles Ugaranós y habiendo habido muertes de una y otra parte, se vinieron á San Juan dos parcialidades que hacían veinte familias y llegaron á aquel pueblo á 25 de febrero de 1723. Eran de dos pueblos de Zamucos; del uno llamado Quiripecodes, venía el cacique Sofiáde con dos hermanos suyos, matadores del hermano Alberto y diez familias en que había cincuenta almas.

Palabra del Dia

rigoleto

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