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Actualizado: 10 de junio de 2025
Pero al ver que Ojeda se molestaba por estas amabilidades, adivinando su malicia, abandonó todo disimulo, añadiendo con admiración: Compañero: le envidio y le tengo lástima. Es usted un valiente, ¡pero lo que se ha echado encima!... Antes del término del viaje deseará llegar a tierra, lo mismo que un náufrago que se ahoga. La comida de esta noche era con banderas y guirnaldas.
Y el diputado siguió inclinado sobre su pupitre en el gabinete de escritura del Congreso, terminando su última carta, añadiendo un sobre más al montón de correspondencia que se apilaba en el extremo de la mesa, junto al bastón y el sombrero de copa. Era la tarea diaria, la pesada corbea de la tarde, que junto a él cumplían con gesto aburrido un gran número de representantes del país.
Explica don Pedro de Madrazo éste doble aspecto de la ejecución, diciendo que la retratada es doña María Teresa de Austria hija de Felipe IV, en su primer matrimonio; que Velázquez debió de pintar la cabeza antes de emprender el segundo viaje a Italia, conforme a su manera de entonces, dejándolo interrumpido; y que más adelante, ya de vuelta, lo terminaría en sus últimos años, cuando se trató del matrimonio de la Infanta con Luis XIV de Francia. «Sólo así se explica dice que un retrato ejecutado en general con tanta libertad y sobriedad tan sabia, y perteneciente por lo mismo al último y mejor tiempo de Velázquez, represente como una niña de solos diez años, a la que ya tenía cerca de veinte, cuando el gran artista pintaba de aquella admirable y singular manera». Explica Justi la mencionada desigualdad, diciendo que la retratada no es doña María Teresa, sino su hermanastra, la Infanta Margarita, hija del segundo matrimonio de Felipe IV, añadiendo que como todo el cuadro es de Velázquez menos la cabeza, ésta pudo ser repintada, es decir, sustituida por distinto artista, muerto ya el maestro, al negociarse el matrimonio de doña Margarita, teniendo trece años.
Ella, después de dejarse acariciar la mano, oprimió con sus dedos una de las de él, añadiendo con un tono de sinceridad, como si revelase sus pensamientos más íntimos: Siempre me interesó usted por su modestia: una modestia disimuladora de grandes condiciones, que usted mismo no sospecha. A mí me gustan los hombres buenos y sin orgullo.
Por la de V. E. de 13 del pasado, quedo impuesto de las disposiciones que se toman en el Brasil para principiar la demarcacion que han de practicar estas partidas. Las mismas noticias me comunica el Comisario principal, Sr. D. José Varela, añadiendo que su dictámen es, que no hagamos costos á la real hacienda, hasta que haya otras noticias, ó V. E. lo disponga.
Efectivamente, aquí está en letras de molde dijo con grandes aspavientos el diplomático, preparándose a leer . Oigan ustedes: «Madrid, 6 de junio. El descontento de las tropas enemigas parece general, y corre muy válida la voz de que en Bayona hay insurrección, y de que el Emperador está oculto, añadiendo algunos que herido.»
Déjala sin los cuidados de la higiene moderna, y resultará una bestia inmunda, roída por internas suciedades... Pero no es eso lo que me hace huir de ella. Calló, añadiendo poco después con tristeza: No puedo estar al lado de una mujer sin encontrarme con la imagen de la muerte.
Su entusiasmo subió a tal punto que mandó grabar sus tarjetas con la recién descubierta fórmula, añadiendo un escudo de armas imaginarias, en que se ve un castillo... De naipes dijo la marquesa, impaciente. Un león continuó Rafael , un águila, un leopardo, un zorro, un oso, un dragón; en fin, el arca de Noé de la Heráldica; y encima, una corona imperial.
El hombre francés se cree en el caso de estrujar á toda alma viviente, añadiendo el correctivo del ¡perdon! ¿Y qué? ¿Me importará á mí más que me extraigan del bolsillo un franco ó ciento, que el recibir un choque de un semejante mio que corre á sus negocios, y para quien valen más sus negocios que mi pié, mi brazo, mi nariz, mi cabeza? ¡Y qué! vuelvo á decir: porque aquel franco me lo extrajeran con habilidad, con gracejo, con ademan afable y ceremonioso, ¿podria decirse que el ladron era un hombre culto?
Sus parientes de Barcelona, mercaderes de ágil entendimiento para la evaluación de una fortuna, sumaban lo que habían dejado el notario y su esposa, y añadiendo lo de Labarta y el médico, casi llegaban á un millón de pesetas... ¿Y un hombre con tanto dinero iba á seguir viviendo lo mismo que un pobre capitán que necesita el sueldo para mantener á su familia?...
Palabra del Dia
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