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GRANADINAS DE TERNERA GLASEADA. Se corta la ternera en tajadas finas, que se mechan y sazonan; se colocan en una cacerola sobre una capa de verdura y tocino cortado muy delgado; se rocía con manteca y un poco de caldo, dejándolo cocer hasta que la salsa se glasee; se sirve con guarnición o puré de legumbres.

Que el saberlo el declarante es porque, habiéndose dado muchos años por pariente de dos caciques de los alzados, del otro lado del rio Bueno, nombrados, Amotipay y Necultipay, estos con gran secreto se lo contaban, y por haber Amotipay venido á verle, á su regreso le dieron veneno los indios, y que Necultipay ofreció al declarante llevarlo á la ciudad, pero que no se verificó por haber fallecido, dejándolo por heredero de sus tierras.

Su afición á los relatos novelescos de todas clases era antigua; pero se había exacerbado en la Presa á causa de las largas horas de soledad. Todos se iban á trabajar en las inmediaciones del pueblo, dejándolo solo en su rústico despacho.

Cuando esté medio frito se extrae el palito de canela, se incorpora una onza de mantequilla y un huevo, se revuelve bien y se vierte en una fuente plana, dejándolo enfriar. Se coge una cucharada grande de la composición y se reboza en pan rallado; luego en huevo batido, con una gotita de aceite; después se vuelve a rebozar ese en pan, y se fríen en manteca bien caliente.

AGUA PERFUMADA. Póngase en cuatro onzas de aguardiente una de benjuí, dos de estoraque y un poco de raíz de lirio de Florencia en polvo, dejándolo todo ocho horas en el rescoldo del fuego. Luego se pasa el líquido por un lienzo y sobre las heces se echan otras cuatro onzas de aguardiente, para sacar nuevo producto, que se mezcla con el primero y se embotella. Alcohol de 90º 1/4 de litro.

He hablado de la luna, y debo añadir que aquel astro, desfigurador de las cosas de la tierra, prestaba imponente solemnidad al desnudo y solitario paisaje, esclareciéndolo o dejándolo a obscuras alternativamente, según que daban paso o no a sus pálidos rayos los boquetes, desgarrones y acribilladuras de las nubes.

Regresa al campo de Quiroga para arreglar el convenio definitivo; pero éste, dejándolo allí, se puso en movimiento sobre su enemigo, cuyas fuerzas, desapercibidas por las seguridades dadas por el enviado, fueron fácilmente derrotadas y dispersas.

Cierto que Florencia d'Arda había consignado en el diario, esta amenaza suya: «Si me abandonas cuando ya no te ame, te lo agradeceré; si me traicionas cuando todavía te ame, te mataréPero, como el juez había demostrado a Vérod, no era verdad que la Condesa hubiera traicionado al Príncipe: si se hubiera visto amada todavía por él, habría encontrado mayores dificultades para dejarlo, y la idea de permanecer a su lado por deber, esa idea que parecía dominar en su pensamiento, habría sido reforzada por el presentimiento del dolor que le había infligido dejándolo.

Pero por dentro era de acero trenzado, y dejándolo caer sobre mi hermoso tiro, nos pusimos en marcha. ¡Lo que tardamos en remontar esa cuesta á través de la muchedumbre! Los extranjeros me aclamaban. Se oía como un interminable abejorreo el crujido de las máquinas fotográficas. Todos querían llevarse la imagen del rey del mundo. Reconocí por sus caras tristes á los vecinos de la ciudad.

Y como el físico le contestase afirmativamente, volvió á preguntar si era posible la fabricación en pocas horas de acuerdo con la sección de Química de la cantidad necesaria de veneno para darle una inyección al gigante, dejándolo muerto sin señales escandalosas de intoxicación.