United States or Nepal ? Vote for the TOP Country of the Week !


Bartolo dejó escapar un bufido dubitativo. ¿Qué gruñes , burro, qué gruñes? exclamó Quino con rabia. ¿Acaso piensas ponerte delante de Toribión? No sería la vez primera. Quino y Celso cambiaron una mirada y sacudieron la cabeza entre irritados y alegres. No sería la vez primera repitió Bartolo sin advertirlo. Una noche que fuí á cortejar á Muñera tropecé con él cerca de Puente de Arco.

Por otra parte, Toribión de Lorío, el de las recias espaldas y de la voz de bronce, que gritaba tanto como veinte hombres juntos, y el bravo Firmo de Rivota celebraron consulta rápidamente en medio de la pelea. Convinieron en que, desembarazados de la gente de Villoria, los de Entralgo, por solos, no tardarían en ceder.

Con estas palabras reanimó el valor de sus amigos. Al cabo lograron rechazar á los de Entralgo hacia el camino de Villoria. Así como un león confiado en sus garras se precipita sobre un rebaño de bueyes y desgarra á uno y á otro y á todos los aterra, del mismo modo Toribión, lleno del sentimiento de su fuerza, se abandona á todo su furor con el palo en la mano.

Toribión de Lorío empalideció también; pero reponiéndose presto se lanzó sobre su rival soltando espumarajos de cólera. Alzó su garrote enorme como una tranca que sólo él era capaz de manejar y lo descargó con tal ímpetu sobre la cabeza de Nolo que se la hubiera partido si éste no hubiera evitado el golpe esquivando el cuerpo.

¡Hijos animosos de Entralgo, Toribión de Lorío y Firmo de Rivota han conquistado el campo de batalla! En vano , magnánimo Quino, luchaste con denuedo en lo alto del Barrero, aprovechando lo fuerte de la posición y las paredes de las casas que te guardaban las espaldas.

Uno de ellos se levantó y derrengado, sin palo y sin montera enderezó sus pasos trabajosamente hacia la iglesia. Era el famoso Toribión, el caudillo ilustre de Lorío. Bartolo lo vió y animado de un valor intrépido saltó sobre él como un león y de un par de estacazos le hizo de nuevo medir el suelo. Ya caíste entre mis uñas, Toribión exclamó con sonrisa diabólica.

Has errado el golpe, Toribión profirió con voz entera el héroe de la Braña. Si tuvieses las manos tan ligeras como la boca pronto darías buena cuenta de . Pero confío en que ahora vas á pagar tu fachenda de siempre y la marranada de ayer. ¡Muera el cerdo de Lorío! Ambos combatientes se arrojaron el uno sobre el otro con el corazón henchido de un furor salvaje.

Pero fértil siempre en astucias, en vez de atacarlos por donde combatía Toribión, se lanzó por el sitio en que las filas le parecían más flacas. Y en efecto, las rompió fácilmente. Los de Entralgo, picados del ejemplo y aún más de las palabras de su compañero, redoblaron sus esfuerzos.

Toribión, así que hubo errado el golpe, levantó de nuevo la tranca; pero antes que tuviese tiempo á descargarla se le anticipó con increíble presteza el de la Braña y le atizó un estacazo en la cabeza que le obligó á tambalearse. Reponiéndose instantáneamente volvió sobre su adversario como un león hambriento ó un jabalí que necesita abrirse paso.

Ni su cabeza vendada y dolorida ni sus riñones derrengados podían abatir su coraje. En cada uno de sus asaltos desesperados hacía rodar por el suelo á algún enemigo, de tal modo que Lázaro del Condado, dejando su puesto, se lanzó á toda la carrera hacia aquel más lejano donde peleaba Toribión de Lorío.