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¡Conque Rafael!... ¡Ay qué gracia, y cómo está, la niña! ¡Si me llamo Luis!... La muchacha volvió a abatir su cabeza, como si no comprendiese las palabras del señorito. Sentíase cada vez más anonadada por el vino y el movimiento.

Ella tenía genio, sabía comprar, sabía vender, pero ignoraba el arte de guardar, que es el arte de enriquecer. A la escasez se unían las continuas reyertas domésticas para abatir más el espíritu de la pobre viuda de Peralvillo y poner su estómago más dolorido. Un hecho importante ocurrió poco después de la ruina. No lo pasemos en silencio por lo mucho que a ambos favorece.

Haciendo abatir las máscaras y arrimada la lumbre a los rostros, el alguacil Pedro Ronco reconoció a los dos hermanos San Vicente, ordenando con fieras amenazas al segundón que se alejara al punto, si no quería acabar en la cárcel. El mayorazgo retirose también; pero, según el escudero, no tardaría en volver al mismo sitio. Ramiro fue a colocarse en la esquina más próxima.

Los Padres, viendo que era necesario por entonces usar de gravedad para abatir la soberbia de aquel ministro del demonio, le respondieron que no habían de ir, sino que él había de venir donde ellos estaban. Al fin se hizo así. Vino él donde estaban los Padres; éstos le recibieron sentados.

Decididamente, las destrucciones que proyectaba el señor Manolo para cuando triunfase la autonomía del Estado castellano, el abatir la selva y meterla el arado, sería una reforma muy revolucionaria; pero así estaba mejor, era más hermosa, aunque la pública utilidad rabiase de coraje. Una señal de alarma de los dos perros sacó a Isidro de sus divagaciones.

Sabía el mal estado en que aquel grande hombre había dejado sus negocios al morir, y más de una vez había dado dinero a doña Bernarda, orgulloso de que ésta en sus apuros le dispensase el honor de buscarle; pero para él la casa de los Brulls, pobre o rica, era siempre la casa de los amos, la cuna de aquella dinastía cuya autoridad no podía abatir poder alguno.

Aquellas gentes preferían verse solas. ¿Iba él a bailar con una atlota a sus años y con su aspecto malhumorado que infundía respeto y frialdad?... Tendría que permanecer con Pep y otros, aspirando el olor del tabaco de pota, hablando de la almendra y del miedo a que se helase, esforzándose por abatir su pensamiento al nivel del de estas gentes. Al fin se decidió a ir al pueblo.

Ni su cabeza vendada y dolorida ni sus riñones derrengados podían abatir su coraje. En cada uno de sus asaltos desesperados hacía rodar por el suelo á algún enemigo, de tal modo que Lázaro del Condado, dejando su puesto, se lanzó á toda la carrera hacia aquel más lejano donde peleaba Toribión de Lorío.

El sosiego de algunas calles a las horas de más calor, el melancólico alarido de los que pregonan horchatas y limonadas, el paso tardo de los caballos jadeantes, las puertas de las tiendas encapuchadas con luengos toldos, más son para abatir que para regocijar el ánimo de quien también siente en su epidermis el efecto de una alta temperatura y en su espíritu la nostalgia de las playas.

Al tomar la boca es preciso prevenirse para no dejarse abatir por la corriente, que es violenta hácia el norte. Las profundidades que he referido, se han hallado sondando en el reflujo, ó bajamar. Los rumbos expresados son con relacion al norte magnético....