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Tampoco pudo pensar en atacarlos, ni aún valiéndose de la sorpresa. Sólo eran dos los enemigos que tenía á la vista, pero indudablemente los otros dos estaban en el interior de las ruinas, tal vez durmiendo. «¿Dónde guardarán á Celinda?», pensó el joven. Arrastrándose siempre entre los matorrales, empezó á seguir el contorno de la loma de arena, para poder ver las ruinas por el lado opuesto.

Con la presencia de las tropas del Rey suspendieron los enemigos al momento la accion, retirándose á un monte inmediato, bastante elevado, y el ejército campó en su falda por ser ya tarde, y hallarse los soldados muy fatigados de la marcha, con resolucion de atacarlos la mañana siguiente: á cuyo fin se le previno á Orellana, que en el momento que observase empezaba el ataque, hiciese una salida con la guarnicion, para cortarles la retirada.

Pero, pasados seis ó mas meses, consiguieron por medio de la hambre ponerlos en la última necesidad; tanto que por no rendirse, llegaron á comerse unos á otros: y noticiosos los indios de este aprieto, los contemplaron caidos de ánimo, por lo que resolvieron atacarlos con la ayuda de los que acababan de llegar victoriosos de esta plaza; y en efecto hicieron el último esfuerzo, envistiéndola con tanta fiereza que fué asombro.

Pero cuando nuestra honradez y buena sean, como son, tan escrupulosas que no admitan esta moderada represalia, el destruir dichos Coimbra, Albuquerque, y demas poblaciones que habrá mas al norte en parages prohibidos, y el acercarnos con presidios y poblaciones á tomar el olor de dichos minerales, es absolutamente indispensable para observar y contener de cerca á los Portugueses en la paz, y atacarlos en tiempo de guerra.

Pero fértil siempre en astucias, en vez de atacarlos por donde combatía Toribión, se lanzó por el sitio en que las filas le parecían más flacas. Y en efecto, las rompió fácilmente. Los de Entralgo, picados del ejemplo y aún más de las palabras de su compañero, redoblaron sus esfuerzos.

Unidos con los criollos, y sabiendo que los indios que habian ocupado los cerros inmediatos á Oruro, se mantenian en el de Chosequirí, distante dos leguas, determinaron seguirlos y atacarlos: en cuya accion, que duró todo el dia 19, consiguieron matar 120, y derrotarlos enteramente: sintiendo desde aquel dia los ventajosos efectos de este triunfo, porque los indios empezaron á implorar el perdon, y ofrecieron entregar las cabezas que los habian conmovido, como lo egecutaron despues, conduciendo á los caudillos de los pueblos de Sorasora, Challacocho y Popó.

El Director de tabacos, D. Francisco de Paula Sanz, sugeto adornado de las mejores circunstancias y calidades, se hallaba en la ciudad casualmente, y de resultas de la comision que estaba á su cargo para el establecimiento de este ramo, movido de su espíritu bizarro, y cansado de las contemplaciones que se usaban con los rebeldes, quizo atacarlos con sus dependientes y algunos vecinos que se le agregaron, y saliendo de la ciudad con este intento, el dia 16 de Febrero de 1781 llegó á las faldas de los cerros de la Punilla, en que estaban alojados los indios, que descendieron inmediatamente á buscarle para presentar el combate, persuadidos de que el poco número que se les oponia, aseguraba de su parte el vencimiento.

Así lo hicieron y con tanta rapidez que habían recorrido ya la mitad del gran patio del castillo, antes de que los sorprendidos villanos comenzaran á atacarlos. Los arqueros derribaron en un abrir y cerrar de ojos á los pocos que se pusieron en su camino, y los que llegaron á perseguirlos de cerca mordieron el polvo, atravesados por las temibles espadas de los tres nobles.

Su táctica consistía en atacarlos donde más les dolía; esto es, en sus bienes inmuebles. Cuando en alguna calle había una o más casas de cualquier socio del Saloncillo y ninguna de sus amigos, hacía que el arquitecto municipal variase la rasante, dejándola más baja.

Estan los turcos acampados delante de Viena; cada cual discurre por donde se deberá atacarlos cuando llegue el deseado refuerzo á las órdenes del rey de Polonia. Las reglas del arte andan de boca en boca, los proyectos son innumerables. Llega Sobieski, echa una ojeada sobre el ejército enemigo: «es mio, dice, está mal acampadoAl dia siguiente ataca, los turcos son derrotados, y Viena es libre.