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Atraviesa la Ronda y se convierte en despeñadero, rodeado de casuchas que parecen hechas con amasada ceniza. Después no es otra cosa que una sucesión de muladares, forma intermedia entre la vivienda y la cloaca. Chozas, tinglados, construcciones que juntamente imitan el palomar y la pocilga, tienen su cimiento en el lado de la pendiente.

A un lado surgían entre los campos los altos edificios del ensanche, los grupos aislados de casas que eran como las avanzadas de una población desbordada y en continuo avance. Al otro se cubrían las orillas de la ría de almacenes, tinglados y grúas, elevándose el carbón en montañas, sin dejar un espacio de muelle libre.

A la caída de la tarde entraban las barcas de los pescadores, y bajo los tinglados de la playa quedaban colgando de escarpias peces enormes, con la cola arrastrando por el suelo, que sangraban lo mismo que bueyes; rayas y pulpos que despedían como pedazos de tembloroso cristal sus blancas viscosidades. Jaime amaba este puerto tranquilo, de misteriosa soledad, con un respeto religioso.

Nadie le vedaba creer que eran suyos los lujosos escaparates de las tiendas, los tentadores de las confiterías, las redomas de color de las boticas, los pintorescos tinglados de la plaza; que para ella tocaban las murgas, los organillos, la música militar en los paseos, misas y serenatas; que por ella se revistaba la tropa y salía precedido de sus maceros con blancas pelucas el Excelentísimo Ayuntamiento. ¿Quién mejor que ella gozaba del aparato de las procesiones, del suelo sembrado de espadaña, del palio majestuoso, de los santos que se tambalean en las andas, de la Custodia cubierta de flores, de la hermosa Virgen con manto azul sembrado de lentejuelas? ¿Quién lograba ver más de cerca al capitán general portador del estandarte, a los señores que alumbraban, a los oficiales que marcaban el paso en cadencia?

El hecho de esta representación oficial se comenta favorablemente entre los socios del Jockey, interpretándose como un puente de plata entre las tres tribunas o tinglados que dividen las clases sociales en el hipódromo. El suceso se interpreta como un indicio de que no será modificado el régimen existente, ni se producirá, como en Babel, una deplorable confusión de las gentes.

Allí, desde la mañana hasta la tarde, exceptuada una hora al medio día, se escuchaba continuamente el ruido múltiple y monótono formado por los mazos y las martillinas al chocar con las piezas de cantería: el sol lo iluminaba todo, lanzando acá y allá las sombras rectangulares e intensas de los tinglados de estera bajo que se resguardaban los peones, y a ratos de entre aquel rudo concierto que forman el hierro hiriendo, la piedra partiéndose y el eco resonando, se alzaba el canto bravío y triste de una copla medio ahogada por el zumbido del trabajo como un suspiro entre las penas de la vida.

En el mismo Convent-Garden recordaba con envidia los tinglados de volatines del Juego de pelota, y daba todos los primores artísticos ó industriales que se le pusieran delante, por el sublime placer de pegar una soba á Capa-rota, ó un par de escobazos en la cara al pinche de la taberna del Tío Pío cuando la sacase por el ventanillo, á las altas horas de la noche, para responder á la voz traidora que desde la calle le había pedido medio de anisete.