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Este calavera es detestable, porque el cura liberal y despreocupado debe ser el más timorato de Dios, y el mejor morigerado. No creer en Dios y decirse su ministro, o creer en él y faltarle descaradamente, son la hipocresía o el crimen más hediondos. Vale más ser cura carlista de buena fe.

Era por entonces capitan general Don Pedro Carbonell, en cuyas manos vino la casualidad á poner el hilo de la trama, ó mas bien que la casualidad la poca discrecion de un comerciante de Carácas, llamado Don Manuel Montesinos y Rico, quien deseoso de hacer prosélitos se franqueó á su barbero, mancebo timorato y de pocas luces.

Yo, en opinión de las personas timoratas, estoy cometiendo un grave pecado. Yo no soy timorato. Pero debo darle una explicación. Así como en el Estado hay delitos artificiales, en la Iglesia hay pecados artificiales. Una de esas disposiciones pasajeras es la obligación de comer de vigilia cuatro días de la Semana Santa.

Mateo Mantoux, médico menos timorato, aceleró los efectos del yodo y la curación de Germana. Germana llevaba ya un mes del tratamiento por el yodo. El doctor asistía todas las mañanas a la inspiración, y muchas veces le acompañaba el señor Delviniotis. Este tratamiento no es infalible, pero es suave y fácil.

Estoy casado dijo él, y en el tono con que pronunció aquellas palabras, se mostraba el temor de que alguien le viese con ella. Don Jacinto, con todo, parecía más mundano y menos timorato que de soltero. Se diría, y ella lo sospechó de repente, que D. Jacinto casi había desechado su mogigatería, logrado ya el fin principal que le había movido a tenerla.

El primero: un pavo vanidoso, engreído con su fama, pagado de su saber, de su crédito y de su dinero, atascado en el pantano de su prosopopeya jurídica; el segundo: larguirucho, cetrino, amojamado, con aspecto de sacristán, célibe por egoismo, alardeando a todas horas de timorato y concienzudo, discreto y medido, paciente y culto. ¡Paréceme que le veo sentado en el «butaque», con la pierna cruzada, preso en la estrecha y perdurable levita, puesto en las rodillas el gran pañuelo de algodón, de color indefinible.

Así es que, aprovechando la estancia en León, y los conocimientos y acierto singular de Vélez de Rada, dedicose a reparar las brechas de su desmantelado organismo; y la vida metódica y la formalidad creciente de sus maneras y aspecto, que en la corte la perjudicaban revelando que empezaba a ser trasto arrumbado y sin uso, sirviéronle en el timorato pueblo leonés de pasaporte, ganándole simpatías y fama de persona respetable y de responsabilidad y crédito.

Son éstas las que forman la temible falange de espías, de correos, de negociadoras de los robos, de ocultadoras y, luego, en los días negros, las que servirán de agentes para corromper a la justicia, usando el dinero, si el hombre que necesitan es afecto a él; halagando su lujuria, su gula o cualquiera de los pecados capitales que prime en su espíritu; amenazando su tranquilidad si es un timorato, o insinuándose pérfidamente en su corazón, si es un alma fuerte y vigorosa!

Era necesario arrancar el consentimiento de Sánchez, un hombre severo, intratable; ella intercedería; haría cuanto estuviese en su mano, etc., etc. Con esto el deseo de Godofredo se encendió más y más, y no paró hasta que lo puso en vía de ejecución. Pero, como joven virtuoso y timorato, quiso dar a este asunto la solemnidad debida, haciendo intervenir en él un representante de la religión.

El talento natural, pues, y la poca aprensión, son las dos cualidades distintas de la especie: sin ellas no será calavera. Un tonto, un timorato del qué dirán, no lo serán jamás. Sería tiempo perdido. El calavera se divide en silvestre y doméstico.