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Las sales de barita introducidas en nuestros dias en la materia médica, se han abandonado casi inmediatamente. Se las preconizaba en las afecciones escrofulosas, pero el yodo es al parecer el que las ha reemplazado. Esto no obstante, la barita debe conservar su lugar en la materia médica entre el yodo y el manganeso. § II. Efectos fisiológicos.

El bromo, tomado á dósis fuertes, desarrolla ciertos fenómenos análogos á los del yodo sobre el cerebro, y que se conocen con el nombre de iodismo. El bromo produce una sedacion que se puede denominar anestesia, pero sin influencia en la terapéutica, á no ser que la esperiencia confirme esta accion y la establezca sobre datos prácticos.

Se reconoce, en general, en el bromo una analogía notable con el yodo y el cloro; se da al primero una accion especial sobre los ojos, el pulmon y el corazon; pero se le cree inferior al yodo en las afecciones escrofulosas. Es análogo del fósforo en las neumonías en el período de hepatizacion, y goza de propiedades notables en la tuberculizacion y desarrollo de las falsas membranas.

Entonces se le ocurrió la idea de apresurar su curación ingiriendo una buena cantidad de yodo sin permiso del doctor. Preparó el aparato, lo aproximó a su cama y bebió ávidamente el vapor violáceo, con alegría; no experimentaba disgusto ni fatigas; aquello era la vida que entraba a borbotones en su cuerpo.

Nos limitarémos á indicar que tambien es útil la quina en los chancros corrosivos despues del mercurio, ó alternándola con él ó con el azufre. Esta medicacion evita casi siempre el dar el ácido fosfórico, la stafisagria y el sulfuro de cal, y está basada en síntomas que la diferencian de los efectos del oro, del arsénico y del causticum, y mas aun de los de las sales del mercurio y yodo.

Pulgada a pulgada creía conocer el antiguo escribiente la superficie de aquel asendereado cuerpo de su mujer, donde él daba friegas con fuerza y con delicadeza a un tiempo, según lo exigía la paciente, esparcía ungüento con justicia distributiva, amoroso tacto, pulcritud y suavidad; así como en la región del pecho, y en la espalda y sobre el hígado había pasado un pincel impregnado de yodo.

Este cuerpo simple, que tanto se aproxima al cloro, se descubrió en 1826. La escasez del yodo inclinó á algunos médicos á buscar un sucedáneo, y creyeron haberle hallado en el bromo. Las esperiencias de Barthez , de Lembke y de Hering suministraron las primeras nociones de su accion fisiológica.

Se sentía orgullosa de poder probar al médico que era demasiado prudente; se complacía en una locura heroica y arriesgaba su vida por el amor a don Diego. No se supo qué cantidad de yodo había aspirado, ni cuánto tiempo había prolongado aquella fatal imprudencia.

El yodo triunfa en algunos casos; los señores Piorry y Chartroule lo emplean con éxito. ¿Usted será tan amable que nos envíe el aparato del doctor Chartroule y una provisión de cigarrillos yodados? Todo lo encontrará en la farmacia Dublanc, calle del Temple, al lado del bulevar. El amoníaco también da buenos resultados; pero el único remedio con el que se pueda contar seriamente, es un milagro.

El subcarbonato de potasa, el grafito, el yodo, etc..., tienen propiedades análogas. Las relaciones de la barita con el lado izquierdo del cuerpo le hacen mas apto á combatir las afecciones de esta parte, especialmente cuando dominan los calosfríos y el sudor, y que el movimiento y el frio agravan las indisposiciones.