United States or Mauritius ? Vote for the TOP Country of the Week !


Algo análogo leyó en sus libros devotos, pero no tan en grande.

Debe de aburrirse usted mucho en Vetusta, Ana decía don Álvaro. Buscaba en vano manera natural de llevar la conversación a un punto por lo menos análogo al que pensaba tratar muy por largo, llegada la ocasión oportuna. , a veces me aburro. ¡Llueve tanto! Y aunque no llueva. Usted no va a ninguna parte. Será que usted no se fija en ; bastante salgo.

Tal parece como si dos largas y angostísimas bahías ó lenguas de aguas marinas fuesen á chocarse y confundirse bajo los puentes de Zuazo y Chiclana, que dan paso hácia el interior del pais. San Fernando tiene semejanzas generales con Cádiz en su estructura exterior, y el aspecto es poco mas ó menos análogo.

El carácter errático de sus dolores le hace análogo á pulsatila, pero se distingue por las palpitaciones, por la irregularidad de los movimientos del corazon sobre el cual obra especialmente, y porque produce en él dolores dislacerantes, y hay opresion y ansiedad muy frecuentes.

Quizá fué un análogo sentimiento de adoración á las grandes cumbres el que impulsó á los antiguos egipcios á edificar las pirámides, montañas artificiales que se levantan dominando la llana superficie de arena y légamo.

Su accion, por último, sobre la piel es de las mas notables y especiales, pues indica mas bien la inercia vegetativa que la exuberancia plástica, y es análogo al mercurio, la sepia y el grafito, por sus grandes relaciones de accion antipsórica, si bien lo es mas con el fósforo y el sílice. § III. Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre el sistema nervioso.

En análogo sentido comprendo yo que se componga un Himno á la carne, el cual me guste tanto ó más que el Himno al demonio de Carducci.

Se opera en el espíritu un fenómeno análogo al que produce la contemplación de las bóvedas de San Pedro, que van creciendo lentamente a medida que la mirada se habitúa a la percepción de la inmensidad. Pero los americanos han echado a perder esa maravilla que la naturaleza arrojó en su suelo.

No sólo se turbó, pero subió de nuevo a su dormitorio, notando una sensación extraña, como si le hubiesen descargado un fuerte golpe en las piernas quebrándoselas. Al entrar en su habitación, pensaba esto o algo análogo: «Vamos a ver, ¿quién es el guapo que dice misa hoy?». No, ese guapo no era él. ¡Buena misa sería la que dijese, con la cabeza hecha una olla de grillos!

La chocante identidad de ambas en lo más substancial, en lo que caracteriza la índole y forma del teatro; la manera de comprender el arte dramático, común á ambos; su desarrollo análogo, que no se explica haciéndolo depender de extrañas influencias, y sus resultados semejantes, nos ofrecen clara prueba de que nada de esto depende de la casualidad y del capricho, sino de una ley natural y progresiva, cuyo efecto es el desenvolvimiento paralelo de dos gérmenes idénticos. ¿Cuál será este germen, cuyo desarrollo sereno y fructuoso se nos muestra tan lozano y lleno de vigor, así en un pueblo del Norte como del Mediodía?