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Suponiendo que se mostrase insensible y la despreciase, ¿qué le importaba? Aquello era jugar un décimo de lotería: por de contado, no había de caerle el premio gordo; mas acaso el estanquero le ayudase a pagar el cuarto o le regalase algún vestidillo.

Firmados, pues, en este parecer, se desembarcó el virrey, y don Antonio Moreno se llevó consigo a la morisca y a su padre, encargándole el virrey que los regalase y acariciase cuanto le fuese posible; que de su parte le ofrecía lo que en su casa hubiese para su regalo. Tanta fue la benevolencia y caridad que la hermosura de Ana Félix infundió en su pecho.

Aquí habremos de perecer de hambre yo y mi jumento, si ya no nos morimos antes, él de molido y quebrantado, y yo de pesaroso. A lo menos, no seré yo tan venturoso como lo fue mi señor don Quijote de la Mancha cuando decendió y bajó a la cueva de aquel encantado Montesinos, donde halló quien le regalase mejor que en su casa, que no parece sino que se fue a mesa puesta y a cama hecha.

Mi primo no es lo que parece; no es una mosquita muerta, sino un pillo muy largo, que si le dan el pie se toma la mano.... ¡Anda! pues si no anduviese yo con ojo, no adonde hubiera parado con la marcha que llevaba.... ¿Sabes que estaba empeñado en que le regalase mis ligas? ¡Jesús! exclamó la niña de Calderón riendo.

Por dichas prendas, que le ha entregado el Dios de la guerra que está allí contemplándola en éxtasis, le entrega ella un travieso amorcito, que tiene cogido por las alas y que ha sacado de una jaula, donde quedan aún presos otros varios hermanos suyos. Paréceme, señor Miguel, que no os disgustaría que os regalase o vendiese donna Olimpia alguno de los mencionados hermanos.

Farsa burda era aquella en que la Briguela no dejaba de sacar provecho, pues que siempre tenía quien la regalase, por tal de oirla. El año 1690 parece que vino á unirse con Catalina otra mujer que también andaba en esto del pacto con el demonio, y no es cosa de relatar los estragos que en algunas almas sencillas hicieron con sus malas artes y con sus abominaciones.

Déjeme beber. ¡Cómo le agradecería que me regalase toda la botella! La necesito después de este maldito encuentro que va á resucitar tantas cosas... Yo amo la vida por encima de todo. No me dan miedo las desgracias ni las miserias, á cambio de seguir viviendo... Pero temo á los recuerdos, y el whisky los mata ó los viste de tal modo que resultan agradables. Déjeme beber; no me diga que no.