United States or Kosovo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si en el estado actual se ocupasen mas activamente los habitantes en la cosecha del cacao, llegarian á centuplicar sus recursos; pero para esto seria menester, ante todo, abrir caminos practicables para las mulas, ó emprender la navegacion por el Tuyche.

Pero es el caso que los edificios viejos llegarían á hundirse y á aplastar á sus moradores..... me observará alguno que presuma de lógico. ¡Pues reedifiquémoslos á la española, sin economizar tanto el terreno! ¡Viva cada cual en una casa y Dios en la de todos! contesto yo, sin miedo á las excomuniones de esos cursis, que creen que todo lo extranjero es mejor que lo de España.

Un capitán de otro país hubiese seguido adelante. Las mujeres golpeaban el suelo con el pie. ¿Cuándo entrarían en Montevideo? Tal vez pasasen la noche en el río; tal vez no llegarían a Buenos Aires en todo el día siguiente. El doctor Zurita hablaba de nieblas que habían durado tres días. Y aquí nos quedaremos, lo mismo que si estuviésemos en una isla... ¡Qué fregatina!

Si mientras dura la cohesion fuese posible dar á cada una de las fuerzas componentes conciencia de la accion que están ejerciendo, habria dos conciencias realmente distintas, que no llegarian á formar una conciencia comun, y que no se reunirian en otra cosa que en la produccion del efecto.

Si actualmente son tantos los niños y adolescentes abandonados, que en las capitales viven entre las mayores privaciones y miserias, puede calcularse á qué gran número llegarían éstos en los tiempos pasados, y cuán amarga y triste sería su condición en la sociedad.

Tus versos llegarían a irritarme. Desestimamos lo que se nos ofrece con derroche. Y no querrás que tus versos me fastidien ni me enfaden. más avaro de ellos. Además, los versos amorosos no son para publicados en alta voz, ante testigos, que tal vez son criados. ¿No te inspira ningún escrúpulo mi reputación de dama honesta?

Inventemos la palabra: ochenta undecillones, ó sea un 8 seguido de sesenta y siete ceros... Dos hombres que se pusieran á jugar con una baraja de cincuenta y dos cartas y jugasen una partida por minuto, siendo en cada partida el juego diferente, sólo llegarían á agotar todos las combinaciones posibles después de cien millones de siglos.

Porque dirá el curioso, y con razón, que qué tienen que ver las bocas con aquella mujer. Nada, absolutamente nada. Volvían los esposos de Cádiz en el tren correo. No pensaban detenerse ya en ninguna parte, y llegarían a Madrid de un tirón. Iban muy gozosos, deseando ver a la familia, y darle a cada uno su regalo.

En todas las mesas se hablaba también de lo que ocurriría por la tarde. A las tres estaban citados los de la peregrinación en el Arenal. Llegarían en varias procesiones desde las distintas parroquias, para reunirse todos en la iglesia de San Nicolás.

Se consideraba con fuerzas para defenderse de todos ellos... Luego, al arrancarle la razón de su delirio heroico, intentó tranquilizarse con un optimismo falto igualmente de solidez. No vendrían. El no sabía por qué, pero le anunciaba el corazón que los enemigos no llegarían hasta allí.