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Es fácil conocello dijo entonces la morisca, con acento claro y jubiloso; lleva siempre en el cinto una daga con vaina de oro guarnecida de diamantes de Krichna, de berilos de Khazbah, de perlas de El-Katif, y el pomo de la daga es de piedra imán y chupa toda la sangre de un hombre en un guiño de ojo.

Padre Jacinto dijo el Comendador con aire de jubiloso triunfo , Clara es libre ya. No es menester que se case con D. Casimiro ni que sea monja. ¿Cómo es eso, hijo mío? He dado por ella una suma igual á todo el caudal de D. Valentín. ¿Á quién? Á D. Casimiro. La ha aceptado con una razón que promete callar; por un motivo secreto.

Pero un incidente distrajo los ánimos: el señorito de Ulloa entraba seguido de dos perros perdigueros, cuyos cascabeles acompañaban su aparición con jubiloso repique. Venía, según su promesa, a tomar una copa a los postres; y la tomó de pie, porque le aguardaba un bando de perdices allá en la montaña.

Pero ¿qué jubiloso clamor es ese que sale de las mazmorras donde poco solo resonaban dolorosos alaridos y prolongados ayes de agonía? ¿Por qué sacuden sus vibradoras lenguas con tanto brío las antes sujetas y mudas campanas de las basílicas, ayer desiertas, abandonadas y amenazando ruina? ¿Qué significa ese imponente rumor con que despierta sobresaltada la poblacion entera? ¡Ah! ¡Es que ha amanecido el dia del gran desastre para el Islam!

Lo más amargo de todo es pensar en usted... que ha de ser desdichado en este mundo, réprobo en el otro.... Artegui escuchaba entre jubiloso y compadecido. Entonces, Lucía... dijo con expresión. Entonces, usted que es bueno y rebonísimo, porque si no lo fuese yo no le querría de tal modo, me va a dejar marchar... y en caso contrario, me marcharé yo, aunque salte por la ventana.

Por lo pronto tuvo esto a raya a la multitud, pero no faltó quien la irritase, y empezó entre los tres caballeros por una parte, y siete u ocho fidalgos que estaban a pie y vinieron a auxiliarlos, y por otra parte la desarrapada muchedumbre, una muy reñida escaramuza, que hubiera terminado en tragedia, si por dicha no hubiesen amortiguado la cólera de todos, parándolos atónitos y respetuosos el resonar de los clarines y el estruendo jubiloso de las aclamaciones que anunciaban la entrada en la plaza del Rey y de su comitiva.

En aquel instante levantaban frente a nosotros a cincuenta pasos de la acera, un árbol de fuego, la pieza principal, que era saludada por los granujas con jubiloso vocerío. Los discípulos de Bemoles volvían a la carga con festiva polca, «Arlequín», muy en boga a la caída del Imperio y popularizada por los famosos músicos de la Legión austríaca. Deseaba yo hablar con usted, Rodolfo.

le tenía asido y exclamaba con jubiloso entusiasmo: ¡O gioja ed orgoglio del mio core! ¡O coraggioso mio drudo! Las tiernas y repentinas caricias de la vaga italiana, fueron acompañadas de un diluvio de improperios y de blasfemias, que salían de la boca de Pedro Carvallo, haciéndole coro con risotadas alegres Teletusa y Tiburcio. Pedro Carvallo sólo podía herir ya con la lengua.