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Milagros habíale pagado más de la mitad de su deuda, y el resto se lo daría seguramente el domingo próximo, con más algo que deseaba dejar en su poder como reserva. Segura de salir bien del compromiso más urgente, aquella señora tan frescota y lozana se creía en el caso de hacer gala de su entereza, de una virtud menos sensible al autor que al interés.

Entonces se daban vivas a la Reina y le gustaba a uno verla tan frescota, tan señora, con aquel aire... ¡Y con qué cariño miraba ella al pueblo! Parecía que iba diciendo: «Aquí tenéis a vuestra madre...». ¡Pero ahora...! Pasa la corte, y todo el mundo mutis. Dicen que libertad... Miseria, hija.

Currito, deseoso de imitar a su primo, a quien cada día admira más, y notando y envidiando la felicidad doméstica de Pepita y de Luis, ha buscado novia a toda prisa, y se ha casado con la hija de un rico labrador de aquí, sana, frescota, colorada como las amapolas, y que promete adquirir en breve un volumen y una densidad superiores a los de su suegra doña Casilda.

La patrona, doña Paulina Soriana, es una señora de cuarenta otoños, frescota y rolliza, con un pescuezo muy gordo, y toda ella más blanca que la blanca chambra que usa, además de una falda de seda color violeta. Parece una excelente señora, paciente y maternal, de buen juicio y de buena economía.

Sólo que yo no puedo ver esa cara tan frescota y tan risueña sin rendirme. M. Fayolle sonrió abriendo la boca hasta las orejas, dejando ver unos dientes grandes y amarillos. La cara es el especo del alma, señor duque. Puede tener confiansa en mi, que no le daré nada que no sea superior. ¿Es que Polión ha salido malo? Medianejo. ¡Vamos, tiene gana de bromear!

Sois un gentil mozo, aunque no os parecéis ni á vuestro padre ni á vuestra madre; mi hermano era así poco más ó menos como yo, lo que no impedía que fuese un valiente soldado del rey, y mi cuñada, vuestra madre, fué en sus mocedades un tanto cuanto oronda y frescota, pero era fea y morena que no había más que pedir; vos sois muy gentil hombre, blanco y rubio, como si dijéramos, la honra de la familia, porque ya me estáis viendo y ya sabéis lo que fué vuestro padre y lo que es vuestro tío Pedro.